LEONARDO RIVADENEIRA
Los
directivos de la Universidad de las Artes de Guayaquil se quejan de su poco presupuesto
anual y desean más fondos para supuestamente lograr sus metas.
De lo que
se publica en la ley de transparencia que más parece un candado para no
encontrar nada, ya que poco informan en cuanto a dinero gastado anualmente (a
pesar que es su obligación).
Es vergonzoso
observar que distinguidos profesionales repletos de doctorados, y maestrías no
han podido en 11 años lograr la preferencia por lo menos del estudiantado ya
que de 1750 alumnos han decrecido a 1612 en un caso sin presente en el alma
mater ecuatoriano.
Tampoco logran
ser efectivos y trascendentes en su objetivo de inmiscuirse e interesar a la
comunidad porque equivocan la matriz, con escasos conocimiento la comunidad no
puede aceptar lo que en otras sociedades funcionan, para eso es la
academia, para investigar, sacar datos que les haga ver que una comunidad
culturalmente crece desde la niñez, no en la adultez, así logran alianzas interinstitucionales
sin ninguna efectividad que se note en la praxis y solo sirve para llenar formularios
Pretenden
imponer en el caso de artes visuales una corriente experimentada desde hace un
siglo con el argumento de rescatar la memoria histórica, afectando la verdadera
creatividad.
15 millones
de dólares de presupuesto anual más otros ingresos por diferentes rubros que
ascienden a otros millones dólares más que lo refugian en la ley de transparencia
para que no lo encuentra nunca. Así funciona la burocracia dorada de la
Universidad de las Artes de Guayaquil con una plantilla de 353 EMPLEADOS, sin mencionar
los nombres podemos expresar que EL RECTOR GANA $ 5000 MENSUALES LOS
VICERECTORES $4500 OTROS DIRECTORES $ 4172 aparte de gastos por
representatividad.
Convirtiéndose
la Universidad de las Artes de Guayaquil como la más cara del país, en el ranking
de las mejores universidades de Latinoamérica en esa rama NO aparece entre las
500 mejores.
La
universidad de las Artes parece que se creo para dar cabida a una serie de
intelectuales que desean vivir de la burocracia y no les ha importado la
creatividad, pocos profesores son la excepción, ya que esa burocracia en donde
laboran los limita y no los deja concretar publicaciones para el análisis de sus alumnos y la comunidad
Ojalá no
tengamos que lamentar que en pocos años esos 353 empleados y profesores se vean
despedidos por el cierre de una universidad que gradúa artistas que la teoría
los ha moldeado con escasas expectativas de trabajo. Lo irónico tenemos
profesionales donde escasean los teatros museos y galerías
EL FUTURO PARA LOS ALUMNOS Y PRÓXIMO A GRADUARSE ES INCIERTO