En teoría podemos decir que todos los ecuatorianos somos los responsables del progreso educativo de
nuestros estudiantes, sin embargo, eso no ocurre, al presidente anterior Rafael
Correa se lo escuchaba promoviendo el slogan “los profesores deben ser políticos”
quizás reflexionando sobre Freinet, pero
al poco tiempo, en este gobierno de Lenín Moreno sale a la luz que esa perorata
de convertir a los profesores en políticos degeneró su función, especialmente a
los que alcanzaron puestos directrices sin tener el requisito básico; la
capacidad pedagogíca. Así vergonzosamente los establecimientos educativos se
convertían en centrales del partido de gobierno, donde se imponía la consigna
política antes que el respeto por el ser humano.
Ahora sale a la luz todo lo que ha ocurrido por convertir a
los profesores en políticos y no en pedagogos, pero aún en ese objetivo hemos fracasado,
porque aquí jactándonos del uso de las
tecnologías de la información y la Comunicación (TIC) en los establecimientos
educativos nos hemos arrimado al objetivo de las famosas clases inversas que
no están dando el resultado que se esperaba, pues las clases sociales más
desprotegidas no tiene a la mano una tablets o un ordenador que les dé la oportunidad
de informarse y pensar para llevar la tarea al día siguiente, diluyéndose su
interés por el pensamiento crítico.
Se está tratando de justificar el uso de las herramientas
tecnológicas como único medio para incrementar el conocimiento del estudiante,
se han olvidado del francés Célestine Freinet(1896-1966) con su proceso pedagógico
donde los estudiantes inquirían, investigaban cuando Internet ni siquiera estaba en el lenguaje de
la comunicación, a él se debe la famosa imprenta donde se publicaban los
periódico escolares y del brasileño Paulo Freire (1921- 1997) quien si
consideraba que el profesor y el alumno deben inmiscuirse en la política para
conocer su realidad, su economía, su cultura, de esa manera obtendría un
pensamiento crítico para cambiar lo que le afecte, no para arrimarse a partido
político alguno.
En conclusión: los políticos con sus estrategias no han
podido cambiar en sumo grado la educación, a pesar del incremento de las ediciones
de textos y del Internet.
Será que ellos también poseen falencias cognoscitivas o su
propósito es mantener la ignorancia y el analfabetismo por más tiempo para
seguir aprovechándose de ellos electoral y productivamente, esa realidad la
vive la provincia de Santa Elena, prueba de ello son los políticos eternos en
las campañas electorales.
Un alto grado de analfabetismo en la provincia de Santa Elena
ha permitido que se les lleven sus tierras, los exploten, les mientan y los
atemoricen.
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