En las elecciones del 2014 dos partidos líderes en la
provincia de Santa Elena en un error político, hicieron alianza, para unificar sus candidatos, eso
significó en el cantón La Libertad, una polarización para elegir entre dos
candidatos Marco Chango y Antonio Espinoza.
Al final los líderes de esa alianza no pudieron influir
sobre el electorado y se dio el triunfo de Antonio Espinoza con un porcentaje
superior al 40 % de los votantes, la ciudadanía ante las promesas del alcalde
ganador pensó que la ciudad se transformaría, hasta contaría con el ansiado mini terminal terrestre, como epílogo llegaría el progreso
y las posibilidades de trabajo.
Han pasado más de tres años desde que Antonio Espinoza,
burgomaestre de La Libertad administra
la ciudad, sin que esas expectativas y promesas se hayan concretado. Se lo observa
a él retraído, renuente a los medios de comunicación, con una tozudez en mantener
sus escasos criterios, aunque eso signifique estancamiento de la ciudad
La mayoría de las obras básicas que él ha contratado han
estado en la polémica y severamente cuestionadas, como el alcantarillado de
grandes sectores de La Libertad, el mercado municipal de mariscos, hasta el
actual parque de La Libertad que una vez inaugurado sorprende por el alto costo
final que sobrepasa el millón quinientos mil dólares.
Ciudadanos que fueron a la inauguración del parque seguramente
se sorprendieron por la mentalidad del alcalde al anteponer el cemento a los
espacios verdes en esta construcción. Los
árboles de antaño fueron talados sin ningún escrúpulo de protección a la
naturaleza, con la complicidad de las autoridades ambientales que nunca
hicieron algo al respecto, inclusive se construyó sobre restos de cultura
Huancavilca y nada pasó
Debido a ello, La Libertad un pequeño cantón de gente
trabajadora, y especialmente sus hijos ven difícil su forma de vivir, por
variadas circunstancias, unas de índole nacional y otras de responsabilidad
seccional, debido a la visión de un burgomaestre impreparado para manejar los problemas de la ciudad
Si no hay capacidad para administrar un cantón pequeño de
apenas 26
kilómetros cuadrados, más la circunstancia política, que permitió a
mediocres personajes ser elegidos democráticamente, esa designación afecta a la misma sociedad que paga los
platos rotos por tamaño error, la resultante un
estancamiento de la ciudad.