sábado, 18 de marzo de 2017

DEL VOTO FAVORABLE AL VOTO EN CONTRA EN SANTA ELENA

09:31



Desde hace 9 años los políticos y en especial los integrantes del partido de gobierno han vociferado que gracias al presidente actual somos provincia, como dando a entender que hemos sido premiados por él, cuando en realidad era una explosión social peninsular que había que acatarla.
Indudablemente ese fenómeno político independentista se lo logró en la Asamblea, debemos recordar todos los años ese esfuerzo de los habitantes peninsulares respaldando a los políticos de turno, eso no es malo. Pero más importante es hacer un análisis de aquella coyuntura independentista y la realidad actual.
Así los primeros años de provincialización las preferencias fueron para el partido de la revolución ciudadana. El mismo presidente Rafael Correa tenía gran porcentaje de credibilidad y recibía a cambio una votación aplastante en estos lares.
Como nada es eterno, con el paso del tiempo, esa preferencia se fue diluyendo, ya en las elecciones del 2014, sus candidatos seccionales fueron derrotado en las urnas.
En las elecciones de la primera vuelta del 19 de febrero del 2017 con sus candidatos Moreno-Glas, la tendencia es a la baja con un 47%, es decir el voto en contra es mayor.
El ciudadano peninsular ha visto deteriorar su economía en los últimos años, independiente de lo que digan las estadísticas del INEC, su situación es crítica.
Añadido a ello se encarecieron los servicios básicos de agua, alcantarillado, energía eléctrica y hasta transporte público. Más preocupante por el deseo y la prisa gubernamental de contratar una empresa para el mantenimiento de nuestras carreteras a pocos días de la entrega del poder
Resumiendo: un pequeño porcentaje que puede vivir de la burocracia y de empleos privados, contra una gran mayoría que hace malabares para subsistir, esas personas las encuentras en las busetas, en las plazas y mercados tratando de llevar algo a su hogar.
Esta es la realidad actual remarcando el incremento delincuencial que pone en zozobra a pobres y ricos.
Un gobierno llamado socialista del siglo XXI   quiere contentar las necesidades del pobre como si fueran las del siglo XIX, poco  beneficiosas para las clases más limitadas, hoy se encuentra en proselitismo tratando de convencer a ese 53% de personas  que su realidad va cambiar, el ciudadano reaccionará y votará de acuerdo a su verdad.


 

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