La función básica de las
academias de estudios superiores es dotar de conocimientos a sus estudiantes,
como tal la Universidad Estatal Península de Santa Elena sigue ese lineamiento.
Sin embargo, para la comunidad local ese proceso educativo no genera un cambio
radical en una provincia que necesita abrirse paso acelerado en lo económico,
social, científico y tecnológico.
A 17 años de fundada, cientos de
profesionales han salido de la institución, tiempo suficiente para recapitular
y darse cuenta que si bien la UPSE está logrado su cometido de instruir, el
objetivo consecuente de generar alternativas ante la realidad y limitaciones de
nuestro entorno provincial ha sido mínimo.
Aunque el conocimiento es
universal, el mismo debe generar proyectos modernos, que cambien esos
paradigmas habituales que no surten efecto en la provincia.
La UPSE con la tranquilidad de su
recategorización debe convertirse en parte de la solución a los problemas que
nos rodea. Si la matriz del conocimiento nace de esta institución, como no
poner en la práctica lo que se teoriza.
Una provincia de 310 mil
habitantes, posterga su progreso porque las instituciones que de alguna forma
administran el proceso de desarrollo social, económico, educativo, cultural y
más, no cumplen su cometido.
Aunque no es su culpa, gran
responsabilidad moral tiene la UPSE como institución generadora del conocimiento, para
influir y coordinar ideas renovadoras sobre otras instituciones que tienen que
ver con el desarrollo futuro de la provincia de Santa Elena.