El chef y
emprendedor ecuatoriano- suizo Federico Freiermuth Gaete, fundador de la cadena
de restaurantes Damn Delicious, ha logrado lo que pocos se atreven a intentar:
unir dos mundos: la precisión y sofisticación europea con la calidez y
diversidad de la gastronomía latinoamericana, en un solo lugar. Su más reciente
creación, Casi Casa, no es solo un restaurante: es una declaración cultural, un
espacio donde la cocina ecuatoriana y latinoamericana se vuelve un puente
emocional con quienes han migrado, y un descubrimiento sensorial para los
locales.
Un regreso a las raíces... a través del paladar
Federico nació en
Suiza en 1987, pero su vínculo con Ecuador es profundo, su madre junto a su
familia oriunda de Portoviejo, provincia de Manabí, enseñaron las mejores
recetas de nuestro país. Vivió su
infancia en Quito, regresó a Suiza a los 19 años, y desde entonces ha mantenido
un nexo constante con sus raíces. “La
comida ecuatoriana es más que un sabor, es un recuerdo de mi país. Los ceviches
al estilo manaba me recuerdan a mi familia en Portoviejo. Para mí, ese plato
tiene alma”, comenta.
Ese mismo “alma” es
lo que busca transmitir en Casi Casa, ubicado en Zúrich, su restaurante más
reciente, que desde su apertura el 10 de julio del 2025 está lleno todas las noches, incluso en plena
temporada de vacaciones. Un dato que habla por sí solo del impacto y acogida de
esta propuesta culinaria y cultural que destaca la comida ecuatoriana.
Damn Delicious: cinco espacios, una misma filosofía
La propuesta
gastronómica de Federico se compone de cinco restaurantes con estilos muy
distintos, pero con una filosofía común: comida de calidad, identidad clara y
experiencias memorables. Desde Weisses Rössli, un restaurante
suizo-mediterráneo incluido en la Guía Michelin, hasta Sträme Wädenswil, una
propuesta fast food en una piscina junto al lago. Cada espacio tiene
personalidad propia, pero Casi Casa es, sin duda, el más íntimo y emocional.
“Empezó todo en 2017 con los hot dogs del
Dogfather, inspirado en los famosos hotdogs del Gato en la Gonzáles Suárez de
Quito. Imagínate que algo tan casual pudiera ser la semilla de todo lo demás”, recuerda Federico.
Casi Casa: más que comida, un lugar para vivir la cultura
El nombre Casi Casa
no es casual. En sus palabras: “Aquí
todos son bienvenidos. No importa si vienes por los sabores, por la música o
por los recuerdos. Lo importante es que te sientas como en casa”. Y es que el
restaurante es, a la vez, un espacio para eventos culturales, proyecciones,
conciertos, lecturas y exposiciones. Es cocina y comunidad. Arte y empanadas.
Ritmo y cevichocho. Ceviche con maní”.
Es un lugar cálido como mi gente”.
Su carta incluye
platos típicos como ceviche de pescado con maní, empanadas de queso,
chicharrón, patacones y cevichocho, con ingredientes cuidadosamente
seleccionados y preparaciones fieles a la tradición, pero presentadas con un
toque moderno. La experiencia está pensada tanto para quienes extrañan Ecuador,
como para quienes apenas lo están descubriendo.
Una apuesta por la identidad
En un contexto
global donde los migrantes muchas veces buscan adaptarse y dejar parte de su
cultura atrás, Federico hace exactamente lo contrario: celebra su identidad
binacional y la convierte en un activo empresarial. “Lo que más extraño de Ecuador es la gente, la alegría, esa capacidad
de reírse incluso cuando no todo va bien. Eso intento traer también acá”, afirma.
Y parece estar
funcionando. La comunidad latina en Zúrich ha acogido el lugar como suyo,
mientras que los suizos han encontrado en Casi Casa una experiencia auténtica y
distinta, que va más allá del simple acto de comer.
Un dato que no se puede dejar pasar
De acuerdo con
estadísticas migratorias suizas, actualmente más de 35.000 personas de origen
latinoamericano viven en Suiza, y la comunidad ecuatoriana es una de las que
más ha crecido en los últimos 10 años.
Propuestas como
esta son mucho más que un negocio: son un refugio emocional, un punto de
orgullo y un abrazo a la distancia para quienes extrañan su tierra. “Casi Casa está en Suiza, pero su alma es
ecuatoriana”, dice con orgullo Federico.
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