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Aunque
la hepatitis es una de las enfermedades más comunes en América Latina, sigue
envuelta en desinformación. Se estima que más de 10 millones de personas en la
región viven con algún tipo de hepatitis viral, muchas sin saberlo. En Ecuador,
según datos del Ministerio de Salud Pública, los casos de hepatitis B han
tenido un repunte con 111 casos en lo que va del año, principalmente por
diagnósticos tardíos y falta de conciencia sobre las formas reales de contagio.
Uno de los grandes errores es
pensar que la hepatitis B solo se transmite por contacto sexual o por el uso de
sustancias intravenosas, cuando en realidad también puede propagarse a través
de prácticas estéticas como tatuajes o piercings, el uso de objetos
contaminados, procedimientos médicos inseguros o incluso dentro del entorno
familiar si hay una persona infectada. A esto se suma la falsa creencia de que
solo afecta a ciertos grupos etarios, cuando en realidad puede impactar a
cualquier persona, sin importar su edad o género.
“La mejor herramienta que
tenemos es la información. Es fundamental conocer los tipos de hepatitis, cómo
se contagian y, sobre todo, cómo se pueden evitar. Lavarse bien las manos,
asegurarse de que las agujas o instrumentos sean esterilizados y tener al día
las vacunas disponibles son pasos claves. Además, realizarse chequeos
periódicos ayuda a detectar a tiempo posibles infecciones asintomáticas”,
recomienda la Dra. Margarita Barahona, Subgerente Médica de Humana S.A., quien
insiste en la importancia de no subestimar esta enfermedad silenciosa.
Hablar con la familia,
informarse con fuentes confiables y acudir al médico una vez al año pueden
hacer la diferencia. Porque romper los mitos alrededor de la hepatitis no solo
nos protege a nivel individual, sino que contribuye al bienestar colectivo. La
prevención no comienza en el consultorio, sino en nuestras decisiones
cotidianas.