Por María Rosa Wright – Docente UIDE Guayaquil
La Semana Santa es una de las expresiones culturales y
religiosas más arraigadas en Ecuador, y representa una oportunidad estratégica
para dinamizar el turismo interno, fortalecer la identidad cultural y generar
un impacto económico positivo en las principales ciudades del país. Este año,
los jueves 17 y viernes 18 de abril son feriados nacionales, lo que impulsa
significativamente el flujo turístico en torno a actividades litúrgicas y
tradicionales que se desarrollan a lo largo y ancho del territorio ecuatoriano.
Quito, Cuenca, Guayaquil y otras ciudades con patrimonios religiosos
importantes, concentran eventos de alto valor simbólico que refuerzan la vocación
del Ecuador como un destino para el turismo religioso en América Latina.
El turismo en semana santa
En la capital, Quito, se lleva a cabo una de las
celebraciones más emblemáticas del país: la Procesión de Jesús del Gran Poder,
programada para el Viernes Santo. Este evento congrega a más de 150.000
personas y es considerado una de las manifestaciones de fe más masivas del
continente.
En 2024, Quito registró más de 84.000 visitantes no
residentes durante la Semana Santa, generando un impacto económico de 7.6
millones de dólares en ventas directas, de acuerdo con datos de Quito en
cifras. Para este 2025, se proyecta superar los 100.000 visitantes, gracias a
la promoción activa de la agenda cultural y litúrgica, así como al aprovechamiento
del feriado prolongado que favorece la planificación de viajes familiares y
visitas grupales. Este movimiento representa una oportunidad directa para el
fortalecimiento del sector hotelero, gastronómico, artesanal y de transporte, especialmente
en zonas históricas y rurales donde el turismo religioso tiene un papel protagónico.
Un componente esencial de la Semana Santa ecuatoriana es la
tradición gastronómica, con la fanesca como plato insignia. Esta sopa espesa,
elaborada con 12 granos andinos y bacalao seco, representa la unión de los
apóstoles y la diversidad del país. Durante estos días, se organizan concursos
y festivales gastronómicos, que fomentan la conservación de la receta
tradicional, promueven el emprendimiento local y enriquecen la experiencia del
visitante con un componente culinario inigualable.
Una perspectiva institucional del turismo
Desde el punto de vista institucional, se han articulado
esfuerzos interinstitucionales entre los municipios, las diócesis, la policía
nacional, el ECU 911 y operadores turísticos para garantizar la seguridad de
los eventos masivos, el orden público y la atención de emergencias. Se espera
una cobertura amplia en medios de comunicación, así como la generación de
contenido audiovisual que sirva de archivo y promoción para futuras temporadas.
Contar con cifras actualizadas, una narrativa clara sobre el
valor intangible de estas celebraciones y un enfoque humano que visibilice el
esfuerzo de las comunidades organizadoras permitirá fortalecer el mensaje
institucional en los distintos espacios mediáticos. La Semana Santa 2025 no
solo representa un momento de recogimiento y espiritualidad, sino también una
vitrina de identidad nacional y una oportunidad concreta de crecimiento
turístico sostenible para el país