Sorprende a enero del 2022 que la Casa de la Cultura Núcleo de
Guayas no tenga nueva directiva elegida democráticamente, en los últimos años se
observa un interés desmedido por permanecer en un directorio, cuya autoridad
ejecutora y administrativa recae en el presidente, el resto del directorio lo
conforman personas que tienen preferencia por esa autoridad y nada más.
Parece que el objetivo de alcanzar la presidencia de la Casa
de la Cultura Núcleo del Guayas es solo enseñorearse en el cargo, a pretexto de lo
que debe hacer la institución, que viene vanagloriándose de que sus directores
son personas, inteligentes, sensibles, valiosas, preocupadas, y afines para
difundir el arte y la cultura, calificativos que dista mucho de la praxis y del
beneficio a la comunidad.
Empecemos su análisis con su edificación que no ha cambiado
desde hace 50 años cuando apenas se atendía a un millón de habitantes, hoy la Casa
de la Cultura Núcleo del Guayas debe servir a más de 3 millones de habitantes,
es decir se triplicó la cantidad de habitantes a quien atender, si se lo
hubiera hecho, hoy tendríamos mayor cantidad de artistas visuales, actores,
mimos, balletistas, poetas, escritores y más expresando sus valiosos aportes a
la comunidad, desgraciadamente, se ha estancado ese objetivo, hoy muchos
departamentos están casi abandonados, la biblioteca paralizada en cuanto a surtir
de obras.
Los mandamases de turno dicen no hay dinero ni financiamiento
suficiente para lograrlo, tampoco ha existido la creatividad para solucionarlo,
esa mediocre manera de administrar la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas no
les impide querer seguir en el cargo.
Así el propósito de Benjamín Carrión se percibe en los
últimos años como utópico, elitista, candidatos se quejan de accionares que han
caído en el ámbito judicial, contrasta que la difusión de la cultura y el arte
llegue a estos ámbitos.
Una institución que mantuvo valiosos miembros que se
dedicaron a la cultura en cuerpo y alma, hoy, en crisis, y en duda, de que su
directorio esté cumpliendo la verdadera misión de masificar.
Aunque es democrática la presentación de candidaturas, por el incremento de gestores culturales, lo
mas loable es que no haya más de 3, con ello evitar que los que se creen
posibles ganadores al final no lo sean.