Si la ciudadanía analiza la manera de trabajar del alcalde
de La Libertad se dará cuenta que desde el inició de sus labores mostró que
tenía un sueño, que deseaba convertir a la ciudad en un centro turístico y
comercial para ello mostró en campaña una serie de proyectos utópicos que
atrajo gente, conquistando en votos tales planes, una vez en el cargo todos
esos sueños no los ha podido concretar cuando ya sobrepasa el 50% del tiempo para
el que fue elegido.
Más vale se observa al alcalde Víctor Valdivieso, dedicado a
realizar cosas “raras” que no sirve a una mayoría ciudadana pobre, la
margina, la envía al precipicio de sus objetivos. Ahora sale a la luz ese macrolote
creado a dedo, junto al camal, hace presagiar que dicho “centro de faenamiento”
tendrá los días contados y el supuesto nuevo dueño de ese gigante terreno se
hará cargo del mismo.
Víctor Valdivieso en su ignorancia desaprovecha su cargo y
cree porque su mente así trabaja que llegar a la alcaldía es cumplir sus sueños
de negocios, y planificar una retirada que le genere ingresos eternos, si ese
era su objetivo debió seguir como comerciante.
Hoy trata de aminorar el rechazo ciudadano haciendo préstamos
insignificantes a personas necesitadas, ojalá ese deseo sea sano y no con un
objetivo personal.
Sorprende el silencio de casi todos los concejales la mayoría jóvenes que
aprueban lo que al burgomaestre se le ocurre.
Ese macrolote tiene un objetivo, servir a alguien, eso se
sabrá con el tiempo, es vergonzosa la actitud de ciertos concejales que solo
ven lo que se les pone al frente y no a largo plazo, el tiempo dirá a ellos si
actuaron bien, ya que algunos tienen deseos y ambiciones de ser candidatos a la
alcaldía de su ciudad.
Parecería que el concejo cantonal está a la caza de cuanto
terreno exista para a través de ordenanzas adecuarlo a sus intereses, ojalá sea
solo rumor que otros terrenos encontrados se han seleccionados para los
concejales.
De ser así la ciudadanía se encontraría indefensa porque
malos ediles y un alcalde actuan unilateralmente.