Hasta el peninsular más conservador, menos optimista, se
imaginó, que después de once años la provincia de Santa Elena mantendría estas
condiciones de vida que preocupa
Con esta realidad la ciudadanía tiene razón en dudar de la capacidad
cognoscitiva de nuestras autoridades de elección popular que van de regular
para abajo.
Tiene argumento la tendencia de “no a los mismos de siempre”,
ya que ellos han marcado la pauta del no desarrollo de la provincia, hace 10
años éramos 280.000 habitantes, hoy somos 372.000 habitantes, con la novedad
que hay más pobres que antes, solo existen unos cuantos ricos.
Precisamente, la mayoría de esos ricos provienen de la vida
política, ¿cómo pasó eso? supuestamente ellos se han dedicado a administrar la
cosa pública a tiempo completo, ¿en qué momento hicieron dinero?, en qué tipo
de negocios incursionaron para progresar mientras el ciudadano común no encuentra la forma de lograrlo.
No habrá respuestas sinceras por parte de los endilgados,
porque los argumentos de muchos de ellos son escasos.
Ante este presente, es reconfortante el incremento de la
preferencia por elegir a otros candidatos y no a los mismos de siempre, pero, no
por ello hay que dormirse en los laureles.
La provincia de Santa Elena no puede seguir con autoridades
seccionales que poco les importa nuestra triste realidad.
No es imposible cambiar, todo depende de ciudadanos con
mentalidad progresista, que no se dejen convencer por las dádivas, ni atemorizarse
por amenazas de gente que en vez de ser políticos parecen pandilleros.
El cambio no es fácil, pero, se lo logra con proyectos
prácticos que rindan beneficio a la ciudadanía no a la autoridad de turno.
Los últimos 30 años Santa Elena no ha tenido en sus filas a
gente visionaria, apenas unos cuantos hacen lo que creen que es conveniente a
sus intereses y nada más.
Por ello se observa a los mismos líderes de siempre saltando
de un cargo a otro, ante tanta pasividad ciudadana, ahora quieren incorporar a
candidatos que hace años ya conocieron el sabor de la derrota política, ellos
dudan, pero la ambición los ciega y seguramente intentarán participar, ojalá
que el ciudadano que los conoce los marginen una vez.
Sino hay un plan provincial, y cantonal, los políticos
podrán ganar las elecciones, pero los ciudadanos no encontrarán el progreso una
vez más.