A 10 años de su provincialización, es lamentable lo que está
ocurriendo socialmente en la provincia de Santa Elena, parte de esta situación y
responsabilidad la tienen las autoridades de elección popular y gubernamental,
porque han limitado a la sociedad peninsular a que el ritmo de desarrollo lo
impongan ellos.
La noticia del incremento del peaje ha dejado mudos a los
peninsulares y a las autoridades locales, las decisiones gubernamentales se
concretan ante una sociedad que no protesta, que se deja imponer, sabiendo que
decisiones como esta nos van a perjudicar, es decir el gobierno soluciona su
falta de dinero ocasionado por malas administraciones anteriores a costa de la economía
de los habitantes de la provincia de Santa Elena que ya vienen padeciendo por
la falta de empleo en los últimos años.
Se ha observado en estos 10 años que la sociedad peninsular
se ha degradado debido a esa obsesión de las personas por mejorar su economía material para
adaptarse a este mundo consumista.
Personas con capacidad, inteligencia,
cultura, en su afán de superviviencia se anulan, se ciegan y desechan los
principios morales y éticos, ni se diga de los espirituales, todo por lograr un
trabajo adecuado, un cargo acorde a su estatus.
Por ese objetivo materialista la sociedad peninsular se ha
visto abocada a una degradación social que sorprende, donde no solo la degradación es el alcoholismo y la drogadicción sino el irrespeto al
entorno, la coíma, la comisión, el nepotismo y más
Así observamos degradación social al permitirse todo tipo de
irrespeto al medio ambiente, donde la eliminación de desechos sólidos es una
quimera, la descontaminación de las lagunas de oxidación igual, el ministerio
de ambiente y las autoridades seccionales en silencio.
La degradación continúa cuando la mayoría de las
entidades seccionales no cumplen con sus procesos financieros administrativos a
cabalidad, muchos personajes del acontecer político han caído en esas fallas,
lo peor es que la sociedad peninsular no cree en las instituciones de control
porque no dan resultado, han dejado a la ciudadanía y a los medios de
comunicación la investigación cuando deben hacerlo ellos.
Ni que decir sobre el vox populí de ciertos peninsulares que sorprendentemente se
han enriquecido con sueldos medios, nada pasa, por eso la ambición de continuar
en la cosa pública eternamente.
Suponemos que todos los gobernadores de la provincia de Santa
Elena que desfilaron por ese cargo participaron para contribuir con la sociedad
peninsular porque se sentían capaces de aportar, lo cual no se ha dado, más
vale muchos de ellos han mejorado su economía.
Personajes con capacidad cognoscitiva también se han visto
tentados a incursionar en la política, dejando a la única institución estatal
de educación superior bloqueada al desarrollo, aunque ellos no lo perciban, ni
se den por aludidos.
Es una pena que esta sea la realidad de la sociedad peninsular,
donde muchos de los pobres habitantes han perdido el deseo de protestar porque
no se benefician en nada.