Es saludable para el país que ciertos personajes que han
pululado en el anterior gobierno correísta como si fueran todólogos tengan la
amabilidad de hacerse a un lado, para que el actual presidente Lenín Moreno
planifique con independencia, sin presión. Al fin y al cabo, él es presidente
de todos los ecuatorianos y no solo de los revolucionarios.
Vergonzoso es que 74 asambleístas se tomen el nombre de la
ciudadanía incurriendo en decisiones unilaterales para hacer menos difícil la
situación del actual vicepresidente Jorge Glas que jactanciosamente dice de que
cree en las instituciones que ellos mismos crearon.
Hasta ahora las maquiavélicas ideas de los asambleístas de
la 35 le han resultado, a futuro no sabemos, es indudable que con la crisis económica
en que estamos, los actuales asambleístas que llegaron con alianzas van a
sentir quién manda en el país.
No habrá municipio de provincia que resista el recorte
presupuestario que ya está haciendo mella y si los alcaldes y prefectos aportaron
para que ganen los asambleístas de la 35, ahora la realidad es diferente. Así se
irán decantando pasito a pasito los 74 legisladores.
Es que prefectos y alcaldes en funciones se deben al pueblo
no a un partido con funcionarios acusados de enriquecimiento ilícito. Esas
autoridades seccionales tratarán de sacar ventaja en obras apoyando al presidente
Moreno.
Ciertos legisladores bautizados como ovejunos por decir si a
todo lo que quería el anterior gobernante, ahora se han dedicado a cuestionar a
Lenín Moreno en todo lo que exprese, sin ponerse a pensar que ellos están ahí por
la popularidad del presidente.
Probablemente la alta simpatía ciudadana por el presidente
Moreno se debe a que el mandatario ha decidido gobernar para el bienestar de
los ecuatorianos, no para unos cuantos exfuncionarios y asambleístas
membretados con la 35, si Patiño, Hernández y Pabón no están de acuerdo con la
política del presidente, han hecho bien en renunciar para que traten de
recomponer la ideología de ese partido plagado de funcionarios cuestionados por
la ciudadanía y por las leyes, también deberían renunciar los otros ministros, para que libre al fin, el presidente lleve al país a otro rumbo.
Acá en Santa Elena aún pululan funcionarios mediocres cuestionados por su ineficiencia y cambios sorprendente en su estatus económico, la ciudadanía espera que las autoridades de control local hagan su labor.