El joven peninsular como otros del mundo tiene sueños, que va desde lo personal a lo profesional,
va cambiando con la edad, con la madurez espiritual, con la adquisición de
conocimiento.
Esas expectativas son variadas e irrealizables muchas veces,
pero, son sueños de jóvenes. Algunos, apenas se gradúan sueñan con tener casa y
vehículo propio y con eso son felices. Otros sueñan con ser profesionales para que el mundo se abra a
sus pies, ahora la corriente apunta a ser magister, obtener doctorados, para
los que le gusta la academia.
Cuántos jóvenes peninsulares soñaron en épocas pasadas con
ser cantantes cuando imperaban los hermanos Miño Naranjo, El trío Los Brillantes,
el mismo Julio Jaramillo sigue siendo modelo de esperanza para los amantes del canto,
esos sueños permitió a muchos peninsulares ser artistas, los jóvenes locales
tendrán seguramente otros modelos a quien seguir en el presente.
También hay jóvenes que sueñan con ser empresarios, como una
manera de sentirse exitosos, es el nuevo sueño de los jóvenes, ser
emprendedores en todas las ramas; comerciales, tecnológicas, agroindustriales,
turísticas, etc.
Otros sueñan con ser políticos, para servir a su terruño, o
porque ven a los políticos que progresan económicamente con facilidad, hay
muestras variada de ellos en la provincia de Santa Elena.
Otros más realistas sueñan con seguir los rumbos de su
entorno en la pesca, la agricultura o el turismo.
Los sueños son en realidad un ayúdame a vivir, aunque la
realidad sea diferente en estos momentos.
Cualquier rumbo que tome el joven peninsular, el ingrediente
principal es el nutrirse de conocimiento, hasta para vivir en el entorno de las
redes e internet se lo necesita.
No soñemos con escalar de la noche a la mañana sin ningún atributo,
eso no sucederá, más que en escaso porcentaje
Los casos de corrupción que se ventila en la actualidad es
un claro ejemplo de lo que no debe soñar un joven.
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