Este gobierno está a escasos días
de irse, se juega su última carta para mantenerse otros cuatro años más.
Sin embargo, ni las carreteras,
ni las escuelas del milenio, ni la reingeniería de la refinería de Esmeraldas,
ni el proyecto fracasado del Aromo, tampoco las hidroeléctricas deben ser
motivos de orgullo de este gobierno cuando la mayoría de esos proyectos están
salpicados de corrupción.
Es precisamente la corrupción que
opaca las obras de este gobierno.
Por ello es valiente que se hayan
unido partidos, movimientos, cámara de producción, ex líderes políticos, y
ciudadanos, descontentos con el accionar del gobierno saliente para que llegue
la democracia y el respeto a todos.
Partidos con ideologías distintas
conscientes de lo que se viene si este gobierno y su extensión de
revolucionarios sigue, se han unido para apoyar a Guillermo Lasso.
Quieren un presidente como
Guillermo Lasso para que se erradique el acoso a los que piensan diferente.
Quieren un Lasso presidente que
pare el maltrato a los indígenas, igual a los militares, a la policía ni se
diga. A los médicos; algunos han sido hasta enjuiciados, los profesores
atropellados, por dirigentes políticos que ingresan a manejar instituciones educativas
sin la capacidad ni el mérito necesario, descuidando lo elemental el
conocimiento para los estudiantes.
Los ciudadanos quieren a Lasso
presidente para que la mayoría de las instituciones públicas no se
conviertan en centros de proselitismo político a favor del candidato
revolucionario.
Mucha gente va a votar por Lasso
para cambiar esta realidad, sea o no Lasso su preferido.
Para lograr un cambio, que nos
permita bajar las rencillas sociales, dedicarnos a la producción en todos los
ámbitos, la política deber ser un ente rector y no juez y parte.