Nueve años han transcurrido de ese gran esfuerzo que hizo el pueblo santaelenense urgido por un cambio
total para desterrar el continuo
desplante, desplazamiento, marginación en la que se encontraba.
A partir de ello el santaelenense se sintió mejor
animicamente, contento por ser parte de una provincia y de hacer valer sus derechos.
Justos, benévolos, sanos y un tanto ingenuos los santaelelenses fueron optimistas los primeros
años de convertidos en provincia, a nuevos años de aquellas gesta heroica, el
ánimo y la credibilidad de los santaelenenses por salir adelante va
decreciendo.
Lo que podía ser un modelo de desarrollo provincial quedó
solo en expectativa, el sistema ha absorbido al santaelenense, los sueños de
querer convertirse en partícipe de su propio destino no está ocurriendo, sigue
la marginación laboral producto del centralismo que es implacable, dañino, para
la sociedad nuestra, en un gran porcentaje los cargos que pueden generar cambios son para afuereños,
los cargos menores son para los santaelenenses, es decir que la marginación se
mantiene.
Los políticos locales dan la impresión que no tienen
confianza en su gente, sin embargo en campaña proselitista le ofrecen de todo
por su voto, los ciudadanos que han madurado producto de esa marginación sabrán
sacar sus conclusiones a la hora de las elecciones
Se mantienen en la cresta de la ola los mismos políticos de
siempre, ante la actitud timorata de las nuevas generaciones que no se están preparando al nivel que
permita desterrar a algunos administradores locales que no han dado muestra de
gran capacidad
Ese lento proceder de los políticos es el termómetro de
nuestro crecimiento, si el pueblo les permite que sigan con esa lentitud más lejos
y tarde divisaremos el desarrollo a la provincia
La realidad actual es menos trabajo, menos obras, menor
crecimiento y un pueblo con una esperanza postergada, que guarda su marginación
para expresarlo en las urnas.
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