lunes, 31 de octubre de 2016

DÍA DEL ESCUDO ECUATORIANO

11:04



(TOMADO DE LA ENCICLOPEDIA DEL ECUADOR DEL HISTORIADOR EFRÉN AVILÉS PINO)
Junto al Escudo y al Himno Nacional, la Bandera completa la trilogía de símbolos que representan e identifican a nuestra patria ante todas las naciones del mundo.
A través de la historia nuestra bandera ha sufrido diferentes y sustanciales cambios.
Durante muchos años se ha sostenido -indocumentadamente- que luego de la Revolución del 10 de Agosto de 1809 los quiteños izaron una bandera roja con el asta blanca. Eso no es cierto, el 10 de agosto de 1809 “no se varió el estandarte Real”, y así lo hacen constar tanto el investigador José L. Gouhir, en la página 94 de su obra  “Historia de la República del Ecuador, Tomo I”, publicada por el Banco Central del Ecuador (1992), donde hace referencia a la edición No. 21 de El Porvenir 1885, en la que aparece la relación de un testigo presencial; como el Hno. Eduardo Muñoz Borrero, Miembro de la Academia Nacional de Historia, en la página 681 de su obra “Entonces Fuimos España”.
A partir de 1812, durante la guerra civil que libraron los dos bandos quiteños seguidores del Marqués de Villa Orellana, y del Marqués de Selva Alegre,.sanchistas y montufaristas, uno de estos grupos llevó como enseña una bandera roja con el “aspa” blanca, no asta blanca como debe haberlo leído quien hizo la trascripción de los documentos de esa época. Esa bandera roja con el “aspa” blanca fue bandera muy utilizada por los españoles durante la colonia, y es, precisamente, la que aparece en el escudo colonial guayaquileño.
La primera bandera no española que flameó dentro de los territorios de lo que fue la Real Audiencia de Quito fue la que enarbolaron los guayaquileños en la Revolución del 9 de Octubre de 1820, a través de la cual se proclamó la independencia de la Patria.
Esa bandera estuvo conformada por tres franjas celestes y dos blancas intercaladas una a una de manera horizontal, y llevaba en la franja celeste del centro tres estrellas blancas que representaban a Guayaquil, Quito, Cuenca, con lo cual los guayaquileños demostraron no solo que habían proclamado la independencia de toda la Patria, comprendida entonces por la Real Audiencia de Quito.
Esta gloriosa bandera de Guayaquil Independiente es la que los patriotas llevaron en todas las luchas por la independencia, y flameó el 24 de Mayo de 1822 en la batalla del Pichincha.
Un día después, el 25 de mayo, el Gral. Antonio José de Sucre hizo enarbolar el tricolor colombiano amarillo, azul y rojo.
Guayaquil no aceptó la imposición del tricolor colombiano, y el 2 de junio de ese mismo año -luego de que Quito expresara su voluntad de anexarse a Colombia-, por mandato dela Junta Suprema de Gobierno presidida por José Joaquín Olmedo, se izó en Guayaquil la bandera blanca con el cuadrante superior azul, y dentro de él una estrella blanca.
Al instaurarse la República, en 1830 se volvió a imponer el tricolor colombiano, pero con el triunfo de la Revolución Marcista de 1845, la Junta de Gobierno integrada por José Joaquín Olmedo, Vicente Ramón Roca y Diego Noboa -con el propósito de dar identidad propia al emblema nacional- por decreto del 6 de noviembre adoptó un nuevo pabellón compuesto por tres cuarteles paralelos al asta, azul el del centro y blancos los laterales, y en el del centro, tres estrellas blancas que representaban los departamentos que conformaban entonces el Ecuador: Guayaquil, Quito y Cuenca.
El 6 de noviembre de ese mismo año la Convención Nacional que se reunió en Cuenca adoptó la misma bandera de la Revolución Marcista, pero en vez de tres estrellas llevaría siete, en representación de las provincias que el Ecuador tenía en esa época: Imbabura, Pichincha, Chimborazo, Azuay, Loja, Manabí y Guayas.
El 26 de septiembre de 1860 el Dr. Gabriel García Moreno, en su calidad de Jefe Supremo del Ecuador, decretó la desaparición de la gloriosa bandera marcista que durante 15 años había sido el emblema oficial del estado ecuatoriano, y ordenó que se adopte nuevamente el iris colombiano. Poco tiempo después, la Convención Nacional de 1861 -reunida en Quito- ratificó lo decretado por el mandatario.
Casi cuarenta años debieron pasar hasta que -durante el gobierno del Gral. Eloy Alfaro- por decreto legislativo del 31 de octubre de 1900 se regule de manera oficial y definitiva el empleo del pabellón nacional con los colores amarillo, azul y rojo, en franjas horizontales y con la observación de que la franja amarilla debía tener el doble del ancho que las de los otros colores.
Finalmente, el 26 de septiembre de 1955, el Congreso Nacional expidió el decreto mediante el cual se declaró al 26 de septiembre como el Día de la Bandera Nacional, haciendo obligatoria su celebración cada año.

 

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