A veces cumplir la ley no es todo
lo que debe hacer el ciudadano, además, hay que actuar con valores éticos y morales
en su ritmo de vida.
Es indudable que los valores etéreos
no son fáciles de enraízarlos, peor, hacerlos un manual en su forma de comportamiento,
mucho tiene que ver la educación de su entorno familiar. El no
actuar apegado a normas y valores morales básicos, condena al ser humano a vivir erróneamente.
Algunos de nuestros representantes
de elección popular deberían hacerse un auto análisis en su forma de actuar,
por ejemplo; es vergonzoso que una autoridad cobre dos dólares, aunque sea a manera de tasa municipal por
responder una solicitud del ciudadano común. Es decir le cobra a ese pueblo que lo eligió por pedirle
información, cuando es su obligación entregarla gratuitamente, quizá las leyes lo
respalden, pero la ética y la moral no.
Pequeños detalles dan muestra de
la capacidad, moral, intelectual, creativa de ciertas autoridades de elección
popular, que creen que ser elegidos es pasar a una especie de élite política, lo
serán por sus sueldos, alcanzan los
cinco mil dólares mensuales, no por su capacidad, porque las ciudades muestran su
real aspecto físico, complementado con la pobreza de sus habitantes que piden
cambios, pero no los hay.
La ciudadanía piensa que muchos
de “los asesores” de estos personajes políticos son los causantes de sus
errores, sin embargo, toda la responsabilidad recae en él. No pueden los
representantes del pueblo poner de “asesores” a oscuros funcionarios de mente retrógrada
y dudosa moral, es como colocar a un mesero de restaurant sin experiencia como
su secretario, a los amigos de "la gallada" futbolística de asesores, a dónde vamos con esa mentalidad pueblerina.
Es una vergüenza que a algunos representantes
del pueblo sin ilustrarse, se les subieron los humos, y se crean dioses del
Olimpo, aunque es notorio que la ignorancia transpira por sus poros. Bien dice el refrán “En la tierra del ciego el
tuerto es el rey”.