Leonardo Rivadeneira |
Se promocionan por nimiedades, porque entregaron uniformes, regalaron pelota, visitaron un barrio donde asfaltaron cuatro calles, entregaron un donativo humanitario, etc.
Se acercan al tercer año de administración, demostrando hasta hoy que no estaban preparados verdaderamente para servir al pueblo con eficiencia, dando poca esperanza de progreso a la provincia de Santa Elena en estos próximos dos años.
El pueblo se queja, es larga la lista de necesidades no satisfechas, a estas quejas los burgomaestres hacen “oídos sordos” lo dijo una señora de pueblo en San Vicente, refiriendose al alcalde Otto Vera Palacios, desesperada por que ve que pasan los años y el agua como el alcantarillado no llega, el beneficio económico para los nativos es una quimera que lleva décadas
Los mismo sucede con Marco Chango en La Libertad, promociona su alcantarillado, la apertura de nuevas vías, sin embargo se mantienen otros problemas que nos les da solución ante la impotencia de los libertenses
Ni se diga de Pául Borbor, un burgomaestre sencillo, educado, atento, pero sin embargo, ahogado en problemas financieros, con un déficit que persiste, y que será el escollo que tendrán que sortear durante buen tiempo los nuevos alcaldes de Salinas.
Estas críticas a los municipios es porque dichas instituciones, además de recibir un aporte económico anual, incrementan sus ingresos a través de una serie de ordenanzas legales, entre sus atribuciones está la creación de instituciones públicas, que no sirven (hasta ahora)más que para engordar la burocracia de determinado municipio, es el caso de Santa Elena, habrá que esperar los informes económicos de esas instituciones públicas recientemente creadas, para ver si no se están nutriendo de las arcas municipales contradiciendo el objetivo de su nacimiento.
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