¿A qué huele la memoria? ¿Qué historias puede contar una infusión que acompaña la vida diaria de los lojanos? La Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) propone una respuesta renovada con el Aromatómetro, una instalación interactiva que transforma a los visitantes en investigadores sensoriales y en contribuidores de una investigación científica en marcha.
Ubicado en la Plaza de la Cultura, como
parte de la décima edición del Festival Internacional de Artes Vivas, el
Aromatómetro sorprende desde el primer instante. Una mesa, frascos de vidrio y
esencias capturadas mediante destilación dan forma a un pequeño laboratorio
abierto al público. Quien se acerca no solo percibe los aromas de la
tradicional horchata lojana: entra en un viaje donde la ciencia se mezcla
con la tradición y la participación ciudadana.
La propuesta nace en la UTPL y es impulsada por docentes de Ingeniería Química, el área de Cultura Científica de la Dirección General de Comunicaciones y estudiantes de Ingeniería Química, Bioquímica y Farmacia. Su objetivo es claro: acercar la ciencia a la comunidad mediante una dinámica que despierta la curiosidad y pone al olfato en el centro de la experiencia.
Una investigación que
se genera a través del olfato
El recorrido funciona como un juego guiado. Los
participantes deben identificar cinco descriptores aromáticos: dulce, floral,
cítrico, herbal y especiado, en tres recetas de horchata provenientes de Saraguro,
Chuquiribamba y Loja. Al final, reciben una puntuación que compara su
habilidad con la de un catador experto, generando datos reales que la UTPL
integrará en un análisis científico.
Las esencias utilizadas provienen de un proceso
de destilación por arrastre de vapor, que permite extraer los compuestos
volátiles característicos de las plantas empleadas en cada receta. Estudios
preliminares ya han identificado alrededor de 88 moléculas, revelando la
complejidad olfativa de esta bebida emblemática.
Memoria, identidad y
participación
La experiencia no concluye con la prueba
olfativa. Cada visitante escribe o dibuja en un mural la memoria que el aroma
despertó en él. Ese gesto convierte el recorrido en un ejercicio de
construcción colectiva, donde la tradición se registra de manera viva y
alimenta una investigación con proyección de publicación científica. El impacto
ha sido notable. Según Javier Vásquez Fernández, director del área de
Cultura Científica “en solo cuatro días han participado más de 1.000 personas Muchos
resaltan lo atractivo del recorrido sensorial y descubren la complejidad del
olfato, un sentido al que normalmente no prestamos atención.” Su testimonio
refleja la acogida del público y el valor del componente interactivo como
puente entre la ciudadanía y la ciencia.
Ciencia que dialoga
con la tradición
La UTPL plantea esta iniciativa como un espacio
donde convergen investigación, divulgación y patrimonio local. Vásquez indica
que la idea es resignificar la esencia de la horchata porque no solo es una
bebida tradicional, es una experiencia que involucra los sentidos y que nos
conecta con la identidad lojano–andina desde otra perspectiva.”
El Aromatómetro se consolida, así como un laboratorio
abierto, donde cada visitante aporta a una historia que sigue
escribiéndose. Una propuesta que demuestra que la ciencia puede sentirse,
compartirse y recordarse, como un aroma que permanece.
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Universidad
Técnica Particular de Loja (UTPL)
La UTPL es una institución de educación superior que
surge el 3 de mayo de 1971, al sur del Ecuador, para contribuir al desarrollo
sostenible del país, a través de una enseñanza de calidad en
dos modalidades de estudio: a distancia, en línea y presencial, y con
programas de tecnologías, grado, maestría, formación permanente y empresarial. Alineada de
forma indisociable a la academia, investigación, innovación y emprendimiento,
la universidad se fundamenta en el humanismo de Cristo para
ser impulsora de una formación integral en valores y competencias académicas.
Con 54 años de experiencia, la UTPL se consolida en un Parque Científico y Tecnológico que
permite experimentar y crear el propio conocimiento en apoyo al sector
productivo para llevarlo a la vanguardia del siglo XXI y finalmente —desde una
visión global con aplicación local— transferirlo a la sociedad, generando
soluciones innovadoras a problemáticas reales del entorno.



