miércoles, 24 de septiembre de 2025

El uso de Big Data en el sector financiero ecuatoriano

13:10

 



Fernando Zambrano Farías. Administración de Empresas

Introducción

En los últimos años, el sistema financiero ecuatoriano ha vivido una transformación silenciosa pero profunda. Entre 2019 y 2022, las transacciones bancarias crecieron un 86,3%, pasando de 499 millones a 929 millones, según datos de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (ASOBANCA). La pandemia no solo aceleró este cambio, sino que convirtió la digitalización en una necesidad impostergable. Hoy, casi la mitad de todas las transacciones del país se realizan a través de canales digitales, marcando un punto de inflexión hacia una era en la que la información fluye a una velocidad nunca antes vista. En este contexto, el Big Data surge como un aliado estratégico para transformar esa abundancia de datos en decisiones financieras inteligentes.

El rol de Big Dara en la banca digital

El Big Data no es solo una herramienta tecnológica; es el motor que impulsa una nueva forma de entender la banca. Cada clic en una aplicación, cada transferencia y cada pago en línea generan datos que, analizados en conjunto, revelan patrones de comportamiento, anticipan necesidades y detectan riesgos. En Ecuador, el uso de aplicaciones móviles creció quince veces entre 2019 y 2022, lo que significa que nunca antes se había producido tal volumen de información financiera en tiempo real. Con técnicas avanzadas de analítica, las instituciones pueden, por ejemplo, anticipar un posible incumplimiento de pago antes de que ocurra, detectar transacciones sospechosas en el mismo instante en que se producen o diseñar productos financieros adaptados a la realidad de cada cliente. La banca deja de ser reactiva para convertirse en proactiva, construyendo relaciones más cercanas, seguras y personalizadas.

Transformación y Big Data en cifras

Las cifras confirman la magnitud de esta revolución. En 2019, apenas un 21,4% de las transacciones se realizaba por canales digitales; en 2022, esa cifra casi alcanzó el 50%. El monto transaccionado por medios digitales llegó a 175.506 millones de dólares en 2022, más del doble de lo registrado antes de la pandemia. Las mujeres, en particular, incrementaron sus transacciones digitales en un 42,6% entre 2021 y 2022, lo que sugiere una adopción creciente en todos los segmentos de la población. Las empresas, por su parte, ya mueven el 55% de sus operaciones a través de plataformas digitales, confiando en la seguridad y la eficiencia que estos canales ofrecen. Cada dato generado en estas interacciones alimenta un ecosistema financiero que, gracias al Big Data, puede analizarse para tomar decisiones más rápidas y precisas.

Aplicaciones actuales y potencial del Big Data

En el sistema financiero ecuatoriano, el Big Data ya está dejando huella. Por ejemplo, mediante modelos de scoring alternativo, los bancos pueden evaluar a clientes sin historial crediticio formal, utilizando información como el pago de servicios básicos o el comportamiento de consumo en línea. De igual manera, la detección de fraudes se ha vuelto más sofisticada: algoritmos de aprendizaje automático analizan millones de transacciones en tiempo real para identificar movimientos inusuales y prevenir delitos financieros antes de que ocurran. Además, la analítica del cliente permite personalizar productos, diseñando ofertas que responden a las necesidades reales de cada segmento, desde microempresarios hasta grandes corporaciones. En el futuro, la integración con modelos de Open Banking podría abrir la puerta a un ecosistema más competitivo, transparente y colaborativo.

Desafío para la adopción de Big Data como herramienta

Sin embargo, el camino hacia una banca plenamente digital y basada en datos no está exento de desafíos. Persisten limitaciones en infraestructura tecnológica, especialmente en regiones rurales donde la conectividad es insuficiente. La brecha de talento en ciencia de datos y analítica avanzada también es un obstáculo, pues la demanda de profesionales especializados crece más rápido que la oferta. En el plano regulatorio, es necesario fortalecer las normas sobre privacidad y protección de datos para garantizar que la innovación tecnológica avance de la mano con la ética y la seguridad. Finalmente, existe una resistencia cultural en ciertos sectores de la población, aún acostumbrados al uso del efectivo y a la atención presencial. Superar estas barreras requerirá esfuerzos coordinados entre el sector público, el privado y la academia.

Perspectivas futuras

A pesar de los retos, el potencial del Big Data en el sector financiero ecuatoriano es inmenso. La convergencia con tecnologías como la Inteligencia Artificial, el Blockchain y el Open Banking promete un ecosistema más ágil, transparente e inclusivo. Imaginemos un futuro donde los créditos se aprueben en minutos gracias a modelos predictivos, donde las transacciones sean más seguras gracias a la trazabilidad del Blockchain y donde cada cliente reciba soluciones financieras adaptadas a su perfil único. Ese futuro no está tan lejos: con la infraestructura adecuada, políticas públicas de apoyo y talento humano especializado, Ecuador puede dar un salto cualitativo hacia una banca digital de vanguardia.

Conclusiones

El uso del Big Data en el sector financiero ecuatoriano marca el inicio de una nueva era. No se trata solo de adoptar tecnología, sino de transformar la manera en que se entiende y se ofrece el servicio financiero. Los datos, correctamente analizados, tienen el poder de hacer que la banca sea más inclusiva, eficiente y segura. A medida que el país avance en su digitalización, el Big Data será un pilar fundamental para construir un sistema financiero capaz de responder a los desafíos del presente y de anticipar las oportunidades del futuro.

 

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