Dra. Florencia Aguirre, médica neuróloga
del Hospital Ramos Mejía-Argentina, durante su ponencia sobre el abordaje
multidisciplinario de Miastenia Gravis.
En
América Latina, cerca del 40% de los pacientes con Miastenia Gravis presentan
formas severas de la enfermedad, acompañadas de síntomas como disfagia,
debilidad muscular generalizada, y pérdida de autonomía y funcionabilidad.
Aunque su tratamiento no es curativo ni preventivo, los avances clínicos
permiten alcanzar remisiones en hasta un 20% de los casos, reduciendo
hospitalizaciones y mejorando sustancialmente la calidad de vida. La clave está
en el diagnóstico temprano, el seguimiento clínico regular y el acceso a
tratamientos adecuados, lo que hoy representa un desafío estructural para los
sistemas de salud.
El pasado 27 de junio,
Guayaquil fue sede de un importante simposio de neurología que reunió a
especialistas nacionales e internacionales con un objetivo claro: visibilizar
las enfermedades neuromusculares y poco comunes en Ecuador, impulsar el
intercambio de conocimiento médico y promover un abordaje clínico y terapéutico
más actualizado, dirigido y equitativo. Durante el encuentro, el Dr. Isaac
Yépez Erazo, presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Neurología, destacó
“Nuestro sistema de salud aún enfrenta barreras que impiden la disponibilidad y
cobertura de tecnologías terapéuticas eficaces. Si queremos mejorar los
indicadores de calidad de vida en enfermedades neurológicas complejas, debemos
cerrar esa brecha de manera urgente y estructural”.
La Miastenia Gravis afecta
principalmente a mujeres menores de entre los 20 y 40 años, pero también a
hombres mayores de 50 y a niños en etapas tempranas de la enfermedad. “Es una
enfermedad que puede presentarse en cualquier etapa de la vida, y su abordaje
debe ser individualizado”, señaló la Dra. Florencia Aguirre, médica neuróloga
del Hospital Ramos Mejía de Argentina. Un tratamiento adecuado reduce
hospitalizaciones, y mejora la autonomía y la capacidad física del paciente de
realizar actividades de vida diaria. del
paciente. Incluso en casos severos, es posible recuperar calidad de vida con un
enfoque clínico oportuno.
En los últimos años, el
tratamiento de la Miastenia Gravis ha avanzado con terapias más específicas que
permiten un mejor control de los síntomas y una reducción en la progresión de
la enfermedad. Estas innovaciones incluyen enfoques inmunológicos
personalizados, que se ajustan según la presencia de determinados anticuerpos,
y esquemas terapéuticos que buscan incluso reducir el uso prolongado de
corticoides.
La Miastenia Gravis es un
claro ejemplo de cómo el sistema de salud necesita evolucionar frente a
enfermedades crónicas y complejas. Esta condición requiere diagnósticos
rápidos, tratamientos efectivos y un enfoque médico más coordinado. Invertir en
herramientas diagnósticas, capacitación médica y acceso a terapias adecuadas no
solo mejora la calidad de vida de los pacientes, sino que también reduce costos
para el sistema de salud. Tomar decisiones ahora puede evitar complicaciones
futuras, aliviar la carga hospitalaria y dar respuestas concretas a quienes hoy
siguen esperando atención oportuna.