Los niños que comienzan un segundo idioma antes
de los 7 años tienen hasta un 70% más de probabilidades de desarrollar un
bilingüismo funcional y estable a largo plazo. Así lo demuestran varios estudios
de la Universidad de Harvard y del Instituto de Tecnología de Massachusetts
(MIT, por sus siglas en inglés). También existen otros informes que confirman
que el aprendizaje de una segunda lengua durante la infancia conlleva mayores
ventajas.
“Esto se debe a que, entre los 3 y 6 años, se
atraviesa por la etapa conocida como el período crítico para la adquisición del
lenguaje, en donde el cerebro está en una fase de alta neuroplasticidad, lo
que permite que el niño internalice estructuras gramaticales, vocabulario y
pronunciación de forma natural, espontánea y duradera, al igual que lo hace con
su lengua materna”, explica Steven Vera, coordinador académico del instituto de
idiomas Diglo Learning.
Razones principales:
- Aprendizaje más rápido y efectivo: Según la data
interna y el seguimiento pedagógico en Diglo, un niño puede alcanzar un
nivel intermedio-alto (B1-B2) en aproximadamente 3 años de formación
continua, mientras que un adulto promedio requiere entre 4 a 6 años para
alcanzar el mismo nivel, dependiendo de su constancia, exposición y carga
cognitiva. Además, más del 80% de los niños que comienzan antes de los 7
años logran una pronunciación nativa o casi nativa, frente a menos del 20%
en adultos.
Otro dato relevante
adicional es que los niños, al aprender en una etapa de alta plasticidad
cerebral, automatizan el idioma como parte de su sistema cognitivo y no solo
como un conocimiento adquirido. Esto implica que, a largo plazo, la retención
de lo aprendido es más estable y natural, y no depende exclusivamente de la
práctica constante o el repaso consciente, como suele ocurrir en adultos.
- Menor filtro afectivo: A diferencia de los adultos, los niños no
sienten vergüenza ni miedo al error, lo que les permite experimentar,
equivocarse y corregirse sin inhibiciones, generando un aprendizaje más
fluido y efectivo.
- Ventaja fonológica: Los más pequeños tienen una capacidad
única para reproducir sonidos nuevos con una pronunciación cercana a la
nativa. Esta habilidad disminuye con la edad, lo que explica por qué los
adultos suelen tener más dificultades con el acento.
- Aprendizaje implícito: A través del juego, la música y las
interacciones diarias, los niños interiorizan el idioma sin necesidad de
memorizar reglas gramaticales. Este enfoque intuitivo fortalece la
comprensión y el uso espontáneo del lenguaje.
- Impacto cognitivo y académico comprobado: Aprender otro
idioma a temprana edad mejora la memoria de trabajo, el pensamiento
crítico y la resolución de problemas. Además, los niños bilingües tienden
a destacar en comprensión lectora, matemáticas y razonamiento lógico.
Estudios realizados por la American Council on the Teaching of Foreign
Languages (ACTFL) confirman que los niños bilingües logran una mayor
flexibilidad cognitiva y mejores resultados en sus estudios.
En relación con la metodología más acertada para este
aprendizaje, el especialista del instituto de idiomas Diglo Learning,
recomienda las siguientes, en base a su especialización en aprendizaje del
idioma inglés desde la niñez:
·
Enfoque comunicativo: Se centra en el uso real del idioma desde el inicio,
priorizando la comprensión y producción oral en contextos significativos. Por
ejemplo, en Diglo este aspecto es fundamental en la personalización de la
enseñanza que está adaptada para cada etapa.
·
Aprendizaje basado en el juego (Game-based learning): Favorece la atención,
la motivación intrínseca y el uso espontáneo del idioma.
·
Total Physical Response (TPR): Es uno de los métodos más eficaces en etapas
iniciales. Se basa en la relación entre el lenguaje y la acción, permitiendo
que los niños respondan físicamente a comandos verbales antes de hablar, lo
cual reduce la ansiedad y refuerza la comprensión auditiva.
·
Aprendizaje multisensorial: Incorpora estímulos visuales, auditivos y
kinestésicos en el proceso de aprendizaje, fortaleciendo el desarrollo integral
del lenguaje.
·
Storytelling y dramatización: Favorecen la conexión emocional con el idioma, la
imaginación y la comprensión de estructuras más complejas.
·
Aprendizaje por proyectos: Permite a los niños usar el idioma en tareas
colaborativas reales, fomentando la autonomía, la creatividad y el trabajo en
equipo.
En definitiva, la niñez es la etapa ideal para el
aprendizaje de otros idiomas. Contar con un enfoque lúdico, inmersivo y
personalizado es fundamental en este proceso, aprovechando el potencial natural
de los niños para adquirir idiomas de manera significativa y efectiva, logrando
resultados exitosos.