En el marco del Día Mundial de la Salud Visual (21 de mayo),
es fundamental reflexionar sobre una problemática que avanza de manera
silenciosa pero implacable: las
enfermedades oculares no diagnosticadas y no tratadas. Sobre todo, en personas con diabetes y adultos mayores, en
donde se evidencia mayor prevalencia, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y diversos
estudios a nivel mundial. Cabe destacar que, estas condiciones no solo
deterioran la calidad de vida, sino que comprometen profundamente la autonomía
y el bienestar de quienes las padecen.
En este contexto, fomentar el
diálogo es crucial para la prevención de las enfermedades oculares,
especialmente para incluir a la salud visual como prioridad en la agenda
pública e impulsar la formación profesional que es deficitaria en esta área,
así como la asignación de los recursos necesarios para una cobertura eficiente.
En este sentido, visibilizar la
creciente prevalencia de las enfermedades oculares en el país y la realidad de
los pacientes, sobre todo de grupos altamente vulnerables como personas con
diabetes y adultos mayores, es crucial para promover la implementación de
programas de detección temprana, educación preventiva y una atención sanitaria
efectiva.
Panorama de la salud visual de las personas con diabetes:
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La OMS, en su Informe Mundial sobre la Visión, señala que la
retinopatía diabética (RD) es considerada una de las principales amenazas a la
salud ocular en personas con diabetes. Se trata de una complicación progresiva
causada por el daño en los vasos sanguíneos de la retina debido a niveles
elevados de glucosa en sangre y esta enfermedad representa actualmente la
tercera causa de ceguera en Ecuador.
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Un estudio reciente en Ecuador, realizado por la
Fundación DONUM (Cuenca), reveló que el 38,3% de los pacientes con diabetes ya
presenta algún grado de RD. A esto se suma otro dato preocupante, entre 2023 y
2024, se encontró que el 57% de los pacientes desconocía la existencia de esta
enfermedad, y solo el 12% contaba con información adecuada sobre sus riesgos.
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La revista Mexicana de Oftalmología estima que
entre el 30% y 40% de pacientes diabéticos puede desarrollar algún grado de RD
y aproximadamente el 8% enfrentará amenazas más serias, como la retinopatía
diabética proliferativa o el edema macular diabético (EMD).
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El EMD, en particular, es la principal causa de
pérdida visual moderada a severa en pacientes diabéticos de entre 40 y 65 años
a nivel mundial, según el
doctor Mariano Irós, presidente de la Sociedad Argentina de Retina y Vítreo. Esta enfermedad ocurre
cuando se acumula líquido en la mácula (la parte central de la retina
responsable de la visión detallada), provocando visión borrosa, distorsionada o
incluso la pérdida total de la visión si no se trata a tiempo.
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En Ecuador, según la Encuesta STEPS 2018, la
diabetes mellitus afecta aproximadamente al 7% de la población, y se estima que
el 15% de estos pacientes desarrollarán EMD en algún momento de su vida.
Además, las personas con diabetes tienen un riesgo 25 veces mayor de
desarrollar ceguera en comparación con la población general, de acuerdo con
National Eye Institute (NIH).
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Visión
Atlas, también ofrece un panorama global de la situación, ha indicado que
más de 103 millones de personas en el mundo padecen algún tipo de RD, lo que
representa cerca del 22,3% de la población diabética mundial. Mientras que, se
estima que entre el 3% y el 10% de las personas con diabetes desarrollarán EMD,
lo que representa más de 21 millones de personas. Ambas condiciones limitan
seriamente la capacidad de llevar una vida autónoma, afectando actividades
cotidianas como leer, conducir o trabajar.
Panorama de la salud visual de la
tercera edad:
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Según estudios de la Revista Panamericana de Salud Pública y del
National Eye Institute de Estados Unidos, las cataratas, retinopatía
diabética y degeneración macular asociada a la edad (DMAE) son las principales
causas de pérdida de visión en adultos mayores, a nivel de América Latina y el
Caribe. La prevalencia de estas condiciones aumenta con la edad, y su impacto
en la calidad de vida es significativo, afectando la autonomía y la capacidad
para realizar actividades diarias, y un aspecto supremamente relevante es que
son prevenibles.
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La DMAE provoca una pérdida de visión central
que afecta significativamente la vida diaria de las personas mayores,
dificultando tareas como leer, reconocer rostros o ver con claridad. Tal como
lo explica el Dr. Ramiro Almeida, cirujano especialista en retina: “La DMAE representa una de las principales
amenazas a la autonomía visual de los adultos mayores, afectando su capacidad
de desenvolverse con independencia.” (2019)
En este contexto, la
educación y el diagnóstico temprano son claves para prevenir la ceguera, y en
particular la discapacidad visual asociada a la diabetes, como una de sus
principales comorbilidades invisibilizadas. “En Roche Ecuador, creemos
firmemente en la importancia de actuar de manera temprana, educando y
sensibilizando a la población sobre estas enfermedades silenciosas. Visibilizar
enfermedades oculares de importante incidencia como el EMD y la DMAE, no es
solo una responsabilidad del sector salud: es una tarea colectiva que requiere
el compromiso de todos los actores sociales. Solo así podremos garantizar un
futuro en el que más ecuatorianos conserven lo más valioso: su visión y su
independencia”, destaca Oana Matei, Gerente General de Roche Ecuador.
En este Día de la Salud Visual, es
fundamental visibilizar su importancia como un componente esencial de la salud
pública. Promover campañas de concienciación, impulsar exámenes visuales
regulares, garantizar el acceso a tratamientos adecuados y fomentar el control
glicémico en personas con diabetes son acciones que pueden marcar una
diferencia significativa. La prevención no solo salva la vista: preserva la
dignidad, la independencia y la calidad de vida de millones de personas.
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