LEONARDO RIVADENEIRA
El mensaje de Benjamín Carrión no contaba que con el tiempo
ese interés por difundir el arte y la cultura para posicionarnos como una
potencia ilustrada, se iría desvaneciendo.
Hoy, el desarrollo cultural depende de los políticos, ya
sabemos el desinterés que ellos tienen por este ámbito, casi ni lo mencionan en
sus propuestas de campaña.
Para corroborar, un ejemplo de nuestra realidad, el
Ministerio de Patrimonio y Cultura tiene un presupuesto de 24 millones al año,
el 85% de ese presupuesto se va en burocracia, nos preguntamos ¿qué queda para
inversión?
Los presupuestos para inversión y difusión en los núcleos
provinciales de la Casa de la Cultura son de risa, otros ejemplos: el núcleo provincial
de Santa Elena, tiene un presupuesto de $ 6000 al año, Esmeraldas y Tungurahua
mucho menos, que vergüenza.
Ante este presente, la Casa de la Cultura se convertirá en
otro ente burocrático con poco beneficio para la comunidad, ávida de impregnarse
de conocimiento sobre las distintas artes, ya lo es la Casa de la Cultura
matriz, establecida en la provincia del Pichincha, donde funcionan la matriz y
el núcleo provincial, ambos hacen lo mismo, difundir la cultura. Lo preocupante
es que la matriz se nutre del 45% del presupuesto anual y el núcleo del 5%.
Hace pensar que existe una burocracia cultural dorada tanto
en la Casa de la Cultura como en el Ministerio de Patrimonio y Cultura, con
pocos eventos culturales, hoy justificados por la pandemia.
Da la impresión que los entes encargados de la Cultura,
desean embodegar esos conocimientos, como en la época medieval, así la cultura seguirá
siendo para los intelectuales que merodean las instituciones culturales y nada
más.
El conocimiento para el público de a pie, seguirá siendo una
quimera, en otras palabras, los entes culturales han fracasado en su intento de
incrementar la difusión de las artes, contrario a lo que sucede en Reino Unido,
donde la sociedad hace colas para ingresar a un museo, acá se los rechaza prácticamente
ante los pocos eventos preparados.
Es hora del recambio muchos técnicos e intelectuales tiene
copado los pocos cargos de las instituciones encargadas de la cultura, siguen
viviendo de su fama pasada, represando el interés de las nuevas generaciones que
quieren abrirse campo con nuevas propuestas, como lo hicieron los realistas e impresionistas
contra el romanticismo en las artes plásticas en Francia.
Desgraciadamente los políticos ponen en esos cargos como
siempre a sus amigos para que asuman un cargo que más es planificación y llenada
de formularios y poca realización de eventos trascendentes.