El ministro de Agricultura y Ganadería, Rubén Flores,
remite la presente carta a la ciudadanía ecuatoriana, a la opinión pública y en
especial al sector agropecuario:
Cuando asumimos un cargo público, todos sabemos que llegamos
con la renuncia firmada. Luego de haber empezado un proceso de cambios
profundos en el sector, ha llegado el momento de dejar el Ministerio.
Mi agradecimiento al señor Presidente de la República
por esta oportunidad de servir al sector agropecuario, tan importante para el
desarrollo nacional.
Nueva cultura por el agro
Me voy con la satisfacción de haber fomentado, sobre
todo, una nueva cultura y una nueva manera de hacer las cosas para el campo, y
me permito exponer rápidamente algunos logros y desafíos.
Dejar de lado el clientelismo es un cambio de fondo. Eso
logramos desde el inicio, modificando el sistema de entrega de los kit
agrícolas, abriendo la posibilidad de participación de todas las empresas
proveedoras y permitiendo que el campesino los adquiera en el sitio de su
conveniencia.
Modificamos el foco del problema. Finalmente, mucha
gente del campo con la que hemos dialogado y discutido problemas y soluciones
para el agro ha entendido que el tema de fondo no es el precio de un producto como
arroz, maíz o leche, por ejemplo, sino los temas sobre comercialización,
niveles de productividad, reducción de costos y de la necesidad de generar
valor agregado a la producción primaria.
Logramos cambiar la forma de comercializar desde el
Estado. Tomamos dos acciones muy importantes para absorber la cosecha de arroz
de invierno, sin las que se hubiera producido una crisis terrible y una
situación insostenible para los pequeños arroceros.
La primera fue reabrir el mercado de Colombia para
exportarle el arroz ecuatoriano. Sin ello, la Unidad Nacional de Almacenamiento
(UNA) no habría podido comprar el producto cuando ya estaba saliendo la
cosecha. Gracias a varias gestiones se logró exportar 40 mil TM y así evacuar
los silos de la UNA.
Segundo: pagamos una deuda acumulada que no se había
solucionado en cuatro años. Gracias a esos recursos de cerca de 15 millones de
dólares, la UNA pudo pagar el arroz que obtenía de los pequeños productores.
Nuevo modelo de comercialización
Otro ejemplo clave de cambio en la política de
comercialización fue estimular a los pequeños y medianos productores maiceros
para que consolidaran una posición de unidad en el momento de negociar con los
comercializadores e industriales del sector.
Gracias a ello se logró formar un precio dentro de la
franja de precios que se había establecido para la saca de maíz, que fue
sostenible y dio réditos necesarios a los productores, así como a los demás
miembros de la cadena productiva.
Esto se complementó con la decisión de evitar la
importación de maíz, como se lo venía haciendo, en el momento en que sale la
cosecha y en cantidades excesivas porque eso terminaba deprimiendo los precios.
Dimos un giro a la visión productiva con la finalidad de
visualizar que el mercado externo, dentro de poco solo permitirá el acceso a
los productos ambientalmente amigables, con normas estrictas en temas
laborales. Así nuestra visión ha sido de un sector sostenible de manera
económica, financiera, social y ambientalmente amigable, para el largo plazo.
Trabajamos intensamente en la reestructuración del
Ministerio. Al fin tenemos estatutos, organigrama y una estructura adaptada a
la nueva realidad institucional, funcional para dar un mejor servicio y
recuperando la autoridad institucional para que la Subsecretaría de Tierras y
los proyectos de inversión del Ministerio, se articulen de manera adecuada a
las decisiones de la política pública objetiva y diferenciada que se
estableció.
Queda también estructurado un proyecto serio y
organizado, con una mirada integral, de la Gran Minga Nacional Agropecuaria. En
ese marco, aparte del tema de los kit, quiero destacar que tenemos ya un
inventario de todas las inversiones realizadas, las que se usan y las que no.
Un sello para la agricultura familiar campesina (AFC)
Tenemos ya un sello de la Agricultura Familiar Campesina
(AFC) para dar un marco de fortaleza para la negociación de los productos de
los agricultores y sectores de la economía popular y solidaria que trabajan en
este sector.
Lo más grato ha sido sentir la reacción muy positiva de
las organizaciones para entender que la asociatividad es la base del desarrollo
del sector. Sin ella, sin su fortalecimiento, no habrá cambios estructurales de
fondo posibles. Pero esa es la mayor satisfacción que me llevo, puesto que las
miles de manos que he estrechado y las miles de sonrisas que he visto con
sinceridad, y que me han expresado su apoyo y reconocimiento, quedarán con otra
mirada sobre cómo hacer las cosas.
Articulación entre los servicios no financieros
Fue muy importante lograr la articulación entre los
servicios no financieros con los financieros, gracias a mantener la Presidencia
de BanEcuador. La Minga Agropecuaria se financió con cerca de 450 millones de
dólares desde que inició este Gobierno. Y en total se han colocado cerca de
1.100 millones para varios segmentos de la población, acercándonos a la meta de
colocación de 100 millones de dólares mensuales.
La propuesta desde la Junta de Regulación Monetaria y
Financiera ha sido darle más fuerza aún al Banco, adaptando la normativa para
que pueda operar como una verdadera banca de desarrollo, lo cual permitirá una
mayor inclusión financiera para quienes más lo necesitan y reducir las tasas de
interés. Adicionalmente, ya hemos implementado importantes mecanismos para
reducir los costos de transacciones bancarias a CERO, con el producto de la
tarjeta productiva y otros estímulos, como la total eliminación de trámites, lo
que ha permitido instaurar una cultura de premio al mejor pagador, facilitando
su acceso al crédito.
Esto ha permitido tener resultados crecientemente
positivos: desde que se abrió la línea del Banco del Pueblo, se han colocado
160 millones, el crédito asociativo bordea los 10 millones, a los jóvenes se
les ha apoyado con aproximadamente 183 millones, aparte de la línea de
emprendimientos que alcanza los 13 millones de dólares, entre las más
importantes.
Total transparencia
La señal más importante que hemos dado al sector y al
país, es la de la transparencia. Se ha impulsado mucho la lucha contra la
corrupción. Eso nos permitió, en uno de los aspectos más visibles, dar tres
golpes claves al contrabando, desmontando tres bandas: dos en la frontera sur y
una en la frontera norte. Hice muchos esfuerzos por impulsar una mayor
coordinación entre las instituciones involucradas para dar frente a este grave
problema que golpea al agro.
En el tema del millón y medio de dólares, fui yo quien
sacó a la luz y ha permitido esclarecer actores que han estado en ese tipo de
juegos políticos y antiéticos. Puede ser que eso también se exprese en
presiones políticas, pero siempre se impone la voluntad de hacer las cosas con
honestidad. La misma Asamblea Nacional pudo constatar cómo este tema quedó
esclarecido en mi comparecencia ante el pleno, hace dos meses.
Incluso, los asambleístas me han pedido asistir por
cinco veces a las comisiones de Desarrollo Económico, Soberanía Alimentaria,
Fiscalización. En todas he dado la cara y he dado las explicaciones que han
sido claras y contundentes sobre el trabajo que se está realizando.
Los demás son juegos políticos a los que como
autoridades podemos estar expuestos, pero lo que siempre verán en mí es una
persona con muchos argumentos de fondo y con transparencia total para enfrentar
cualquier pedido.
La depuración iniciada en la Subsecretaría de Tierras
debe continuar si se quiere dar respuestas a mucha gente que ha sido o podría
ser perjudicada con la poca transparencia en la aplicación de los procesos.
Un desafío que considero muy importante es continuar con
el proceso que planteamos para llegar a un gran Acuerdo Nacional para el
Desarrollo Agropecuario y Rural, al que llamamos ANDAR, como una estrategia
para resolver los nudos críticos que traban el desarrollo del sector.
Es fundamental acordar las soluciones entre los propios
actores del agro, Estado, agroindustriales, comerciantes, proveedores de
insumos, productores grandes, medianos y pequeños, etc.
En síntesis, hemos puesto mucho orden, técnica y ética
al servicio del sector agropecuario, siempre basados en tres principios
fundamentales: la transparencia, a la que ya me referí; el compromiso de
trabajo, que ha sido incansable para recorrer todo el país agropecuario; y, la
lealtad con un proyecto de defensa de los derechos económicos, sociales, en
definitiva, los derechos humanos de la población, sobre todo de los pequeños y
medianos productores y de los sectores de la economía social y solidaria.
Un abrazo enorme para el sector agropecuario, un
agradecimiento por tantas expresiones de apoyo recibidas en estos meses y
tantos reconocimientos a una gestión que ha ido de la mano con los productores,
y un agradecimiento a todos los servidores del Ministerio de Agricultura y
Ganadería, BanEcuador, Agrocalidad e Iniap, y en especial a mi equipo de
trabajo más cercano, por su compromiso y entrega.
Rubén Flores Ágreda
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