Es chocante observar como ciertos asambleístas de la línea dura
correísta vociferan que no hay que cambiar esta ley u otra porque sería
retroceder, concepto ridículo que lo tienen en sus cerebros para justificar
todo el poder y prebenda que adquirieron.
Retroceder para ellos es no dejarlos colocar en las ramas
públicas a sus esposos(as), tíos, hijos, sobrinos(as) para que sigan lucrándose
de todo el andamiaje público, seguramente si se les revisa su curriculum anterior,
se darían cuenta que muchos de ellos han sido unos parásitos en su vida productiva
ante de ingresar al gobierno.
Los correos filtrados de la judicatura dan cuenta de la
metida de mano del poder ejecutivo en la justicia. Si hubiera una verdadera
democracia en el país, esos actos reprochables fueran causa de condena para los
entrometidos.
Esa prepotencia actual de unos cuantos revolucionarios que
creen ser sembradores de la justicia y de la democracia en el país, a tal punto
que se oponen a cambios, al no darse cuenta que la economía actual se encuentra en estado crítico, por ello las
transformaciones son necesarias. Deben olvidarse de sus leyes y decisiones
anteriores, no son códigos jeroglíficos esculpidos en piedra imposible de
transformar.
La percepción es que la ciudadanía desea una consulta
popular, con ello el presidente tendría más libertad para actuar. Si avanzar
significa que el pueblo apruebe la terminación de las formas de elegir del
Consejo de Participación Ciudadana, de los Superintendentes, Contralores, Fiscales,
una opción debe ser que no pueden participar los que han sido empleados y asesores
al gobierno de turno.
Es oportuna la consulta, será un respaldo mayoritario para
que el presidente Lenín Moreno actúe con más libertad
Probablemente cuando la consulta popular de resultados, los
vociferantes correístas, parte de los 74 asambleístas cambiarán sus expresiones
y prepotencia.
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