Está pendiente la designación oficial del nuevo presidente de los ecuatorianos, tan polemizada, más aún por las palabras del mismo presidente del CNE al mencionar el carácter de "irreversible", provocando más desconfianza que tranquilidad en los votantes, peor con la nueva propuesta del CNE de contar parcialmente las actas o los votos.
Sin embargo, sin descuidar aquello, los peninsulares nativos o no, debemos preocuparnos más por lo nuestro.
Lo logrado con la provincialización del 7 de noviembre del 2007, significa, la esperanza de un pueblo que hace 10 años, se imaginó otro futuro, los mayores pensaron que al fin se haría realidad el progreso, el trabajo para sus hijos o nietos, que las obras publicas administradas por verdaderos santaelenenses conocedores de la realidad local serían más efectiva que antes. Todo ese sueño siendo optimista se ha logrado a medias, y con eso no basta, la crisis sigue.
No es necesario de gente demasiado talentosa para lograr un cambio, muchas veces el pueblo, da verdadera señales de lo que hay que hacer por sus conciudadanos.
Estamos a 6 meses de cumplir una década de aquel esfuerzo, sin embargo, no se han cumplido las expectativas, más vale se han acrecentado las dificultades
Y no solo debe ser una labor de la prefectura por su condición de tal, sino de ciudadanos progresistas, dotados de aptitudes cívicas, culturales, artísticas que resalten nuestra cultura milenaria y lo que se espera a futuro.
Lógicamente que son las instituciones públicas la que abanderan estos progresos por su independencia económica, pero ya es hora de que la poca inversión privada vaya inmiscuyéndose en este proceso.
Hay que hacerles ver a esos funcionarios que administran la cosa pública, que progreso no solo es dádiva social, es inmiscuirse en la realidad nuestra, en las virtudes especialmente de las personas con menos ingresos, que desean laborar , pero, no reciben el apoyo suficiente, quedándose en la improductividad forzada acarreando malestar para su familia.
Desgraciadamente, ese liderazgo por verdaderos cambios en la realidad del ciudadano peninsular, ha escaseado, quizás porque nuestros lideres de elección popular, se enfrascan más en obras tangibles.
Se percibe lo aparentemente intangible como el arte y la cultura, de una manera superflua, error grave que ocurre en la provincia de Santa Elena relegada porque los políticos imponen su ruta de trabajo.
Algunos de los administradores de los GADS a todos los niveles, muestran carencia en lo relacionado a la educación y la cultura, mal pueden tener una visión de lo importante que es la cultura para generar turismo.
Todo se lo hace de una manera folklórica, casi para entretener a los nuestros, antes que para generar turismo nacional o internacional.
Uno de tantos ejemplos: hace 10 años éramos 240.000 habitantes, hoy somos 350.000 habitantes, mire lo que ha pasado con el procesamiento, producción y servicio de agua potable en la provincia, esperaron las autoridades 10 años para darse cuenta de que la situación es crìtica, que servicio podemos darle al turista y a los proyectos inmobiliarios.
Si no se cambia esa visión estos 10 años serán de festejos retóricos y nada más. El plan por el progreso de la provincia a mediano plazo nadie lo conoce.
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