Si hacemos un recuento de la
historia política y los líderes que han pasado por la provincia de Santa Elena en los últimos 30 años, sabremos porqué
estamos rezagados en el ámbito social, económico, cultural, científico,
deportivos, tecnológico y más.
Haciendo alusión a un notable
educomunicador Mario Kaplún, podíamos expresar “dime que política prácticas y
te diré que obras propugnas”.
Así las autoridades de elección
popular en las últimas décadas han
marcado el desarrollo lento de la provincia producto de entidades municipales obesas, donde el único que cree que piensa probablemente es la autoridad principal, Otros por desilustrados o por desinterés por los ciudadanos que lo eligieron no entienden la semántica del lenguaje de los proponentes visionarios, así proyectos productivos de todo nivel se pierden o van a parar a otras provincias, no sabemos por qué circunstancia
no se ha dado cabida a la inversión privada.
Algunos políticos equivocadamente se han sentido muy capaces de manejar la cosa pública, y no lo han conseguido, pero tampoco han sido capaces de inteligenciarse para atraer proyectos de desarrollo con inversión privada.
Qué progreso puede lograr la
provincia de Santa Elena si la suma del presupuesto de los gobiernos
seccionales asciende alrededor de $100 millones anuales, si a ello le restamos
el 30% por gastos administrativos, nos encontramos con la realidad: en obras se
invierten apenas $70 millones anuales. Con esas cantidades y una mínima
inversión privada qué obras y progreso acelerado pueden recibir los
peninsulares
Ciudades importantes del país lo están aplicando, acá, producto de la no preparación intelectual o por mantener un criterio pueblerino, se niegan a tentar a nuevos inversionistas, por esa la imagen de la provincia es la que tenemos.