Las grandes y pequeñas ciudades en el mundo tratan de cautivar a sus ciudadanos y visitantes con sus encantos patrimoniales. cuando estudiamos la historia griega observamos las extraordinarias cualidades de aquellos artistas, que supieron influenciar a los romanos para que continúe el amor por las artes plásticas. muchas de esas obras milenarias, aún permanecen para ilustrar y recrear a los turistas.
En la época moderna países del viejo y nuevo mundo, decidieron emular a los renacentistas Miguel Ángel, Donatello, Verrocchio y otros para también embellecer las ciudades y se crearon esculturas de estilo clásico, románticas como la genial "la ninfa y sátiro en piedra" del artista Theodore Gericault.
En América después de su conquista la influencia del arte español se hizo sentir, la iglesia trajo la educación y la cultura Europea, sus artistas enseñaron a los nuestros y se convirtieron en habilidosos escultores, prueba de ello son algunas obras que reposan en Quito.
Con la industrialización, el auge del libro y los medios de comunicación primero en Europa y luego en el nuevo continente, el conocimiento y la ilustración llegó a mucha gente, crecieron las ciudades y muchos líderes políticos decidieron a medida que progresaban, embellecerlas, estos patrimonios modernos se convirtieron en atractivos para los turistas
En nuestro país los aportes escultóricos a fines del siglo XX hasta el presente han permitido cambiar la imagen de muchas ciudades, artistas contemporáneos han sido contratado para ornamentar las ciudades, sus obras se han convertido en funcionales y parte del turismo nacional, lógicamente Quito, Guayaquil, Cuenca están a la vanguardia de este proceso artístico, sin embargo, ciudades como Manta, Machala van aportando a la estética pública.
La provincia de Santa Elena ha estado desfasada de este proceso de embellecimiento de los lugares públicos, porque los líderes nuestros se han enfrascado solo en obras sociales y deportivas, dejando a un lado la escultura pública que alienta el turismo.
Sin embargo, es necesario destacar que al fin dos o tres esculturas públicas de pequeño formato complementan proyectos sociales como la albarrada en Muey y la escultura de" El Gavetero" en La Caleta de La Libertad, bien por esas autoridades.
Esperamos que proyectos escultóricos de mayor envergadura se implementen en esta provincia, rememorando a los ancestros artísticos valdivianos. Los líderes políticos locales deben nutrirse de conocedores del arte y la cultura en mayor proporción, como lo hacen en otras ciudades, eso nos incluirá en el mapa cultural tan venido a menos.