Leonardo Rivadeneira |
En ciudades, dónde las autoridades muestran una preocupación mayor por el bienestar de sus habitantes, es notorio el progreso.
En pequeñas ciudades donde el atraso se mantiene por años, por lo regular los causantes de ese estancamiento han sido los burgomaestres de turno, cualquier argumento que ellos tengan no se justifica ante tanto represamiento del progreso.
Según el último censo la provincia de Santa Elena es mayoritariamente joven, un porcentaje de nuestros habitantes tiene un gran promedio de vida y eso es bueno, que vivan y disfruten de las pocas virtudes de estas ciudades, jóvenes y viejos.
Sin embargo, hoy que estamos a puertas de una elección, esos jóvenes, deben hacerse sentir, no hay tiempo para la comodidad, para el quemeimportísmo.
Jóvenes que leen esta columna, ustedes decidirán quiénes manejarán nuestras instituciones de elección popular, hasta el presente inconscientemente les han dado la oportunidad a los mismos de siempre. Han apoyado a esos personajes, casi haciéndolos sentir unos ídolos, mientras ellos los han mantenido sumidos en la pobreza. Muchos jóvenes ya han egresado de instituciones educativas, sin embargo han tenido que resignar ese conocimiento por el argumento de siempre, no hay empleo, cayendo en el tedio y en la rutina de siempre, algunos se ven en la necesidad de trabajar en la rama de sus padres, producto de la ineficacia de las autoridades de elección popular de las últimas décadas.
No se compadezcan, actúen en función de mejorar su futuro, exijan a sus candidatos propuestas claras, aunque igual muchos no la han de cumplir, pero se verán obligados a mejorar en sus administraciones.
¡El silencio excesivo no hace bien a la juventud! Es premiar a los incapaces.
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