El presidente Rafael Correa, comentaba en su sabatina sobre una serie de hechos históricos del pueblo turco, entre ellos de un líder visionario, el comandante militar Mustafa Kemal, que había llevado a su país a la independencia, un 18 de septiembre de 1922, los ejércitos de ocupación fueron rechazados y el país vio el nacimiento del nuevo Estado turco. El 1 de noviembre, el recién fundado parlamento abolió oficialmente el Sultanato, poniendo fin a 623 años de dominio otomano. El Tratado de Lausana de 1923 llevó al reconocimiento internacional de la soberanía de la recién formada "República de Turquía" proclamada oficialmente el 29 de octubre de 1923, en la nueva capital de Ankara.
Mustafa Kemal se convirtió en su primer presidente, introdujo muchas reformas radicales con el objetivo de fundar una nueva república laica de los restos de su pasado otomano. Por uno de esos motivos el presidente Correa lo comparó con el general Eloy Alfaro, impulsor de la educación laica, las vías de comunicación, quién permitió la educación de la mujer, la historia recordará a Matilde Hidalgo Procel de origen orense, como la primera bachiller ecuatoriana en 1913.
Se lo vio bien empapado al presidente Rafael Correa sobre la realidad turca, un país que sobrepasa los 70 millones de habitantes y que muestra una economía en crecimiento constante, ojalá los empresarios ecuatorianos hagan negociaciones que permitan llevar a un país lejano nuestros productos en busca de nuevas divisas.
Estos antecedentes históricos, es para recrear a nuestro lectores, sobre la importancia que tienen los líderes de realizar cambios para mejorar la sociedad en que vivimos, no todo es dinero, la vida es la naturaleza, el mar, las playas, la agricultura, el ecosistema, si esto se degrada no habrá dinero que permita comprar agua y alimentos.
Si la pobreza nos ha marcado, a esto hay que ponerle fin, poseemos abundantes playas que recorren toda la geografía local, vivimos de la pesca, hay la posibilidad de un desarrollo agrícola, con disciplina, educación y capacitación esta provincia puede convertirse en un gran polo de desarrollo económico que aporte divisas al estado.
Sin embargo, es penoso observar que los llamados a alentar y propender el cambio, como son los líderes en la educación, la política, la cultura, no atinan, no engranan, no logran amalgamar un gran frente por el desarrollo de la provincia de Santa Elena.
Que este ejemplo de liderazgo haga reaccionar a nuestros líderes locales, a quienes se ven más interesados a en lanzarse al ruedo electoral, antes que actuar de forma creativa, en pos de lograr un proyecto que nos estabilice social y económicamente.
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