Leonardo Rivadeneira |
Cuando incursiono a pie en las urbes de los tres cantones de la provincia de Santa Elena, lo hago por dos motivos: por salud, evitando el sedentarismo (la caminata contribuye a mantener el cuerpo en mejores condiciones), y por conocer el pensamiento del pueblo, ese pensamiento que muchas veces es ignorado por las autoridades de elección popular en nuestra provincia.
El pueblo tiene una serie de angustias por su condición económica, su situación de informal en algunos casos lo está asfixiando, como ejemplo: los taxistas que durante largo tiempo suplieron la necesidad del usuario peninsular que necesita transportarse, hoy toda esa clase del volante no formalizado, se quedó sin trabajo, vaya usted estimado lector a saber que peripecias harán para poder subsistir con su familia, muchos de esos taxistas tendrán otras capacidades y con ella saldrán adelante, los otros, los menos habilidosos, la pasarán difícil.
Otros, aunque no quieren que los mencione siquiera por temor a ser estigmatizados: como son los vendedores de comidas, jugos, bisutería, etc., tienen que hacer peripecias para ubicarse en un lugar donde puedan vender su producto o servicio para ganarse el sustento diario.
Angustiados se quejan que las autoridades seccionales no los apoyan, que no les da opciones, ni alternativas para salir adelante, sienten que son atropellados por los encargados de la vía pública, nos cuentan con sentimiento que raya en la lágrima y la rabia a veces, que son personas honradas que solo saben trabajar en su oficio y de su esfuerzo depende la familia.
Ojalá los elegidos que hoy ostentan el cargo de alcaldes, entiendan que sin el crecimiento familiar, las ciudades no progresarán, el microempresario, si poco aporta al estado, tampoco es una carga. Es hora del estudio, de la planificación, de buscar la menor afectación posible a una sociedad pobre como la nuestra.
Sin embargo, cuando estén a pocos meses de entregar sus cargos, ya verán como estas mismas autoridades que ahora no logran hilvanar una idea o proyecto para los microempresarios, se iluminarán y encontrarán la solución a todos los problemas, pero, ya será demasiado tarde para ellos, desperdiciaron el sentido común.
Correo: leonardorivadeneira@periodicolaprimera.com
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