La Universidad Técnica
Particular de Loja (UTPL), con el apoyo del Global
Centre on Biodiversity for Climate (GCBC) del Reino Unido, y en
colaboración con Terrambiente Consulting
y la Sociedad Ecuatoriana para el Desarrollo del Ambiente (SEDEFA), lidera un
proyecto para desarrollar una bioindustria con base en aceites esenciales
provenientes de plantas amazónicas, siendo una alternativa económicamente
rentable frente al cambio climático.
Con el liderazgo de
Omar Malagón, director del Doctorado en Química, esta iniciativa se propone
combinar de manera equilibrada el aporte académico, la valoración técnica y el
compromiso social. Se busca comprender e impulsar de manera articulada las oportunidades
que ofrecen los territorios con alta biodiversidad. Para lograrlo, integra la
investigación científica con la participación activa de las comunidades
locales, fomentando un trabajo colaborativo que promueve el desarrollo
sostenible, la conservación de los recursos naturales y la creación de valor
para la población que habita en estas zonas.
Desde la universidad, y
como grupo de investigación, existe un notable interés por los aceites
esenciales, debido a que son fácilmente aprovechables y generan oportunidades
para las comunidades, características que se han identificado desde hace más de
20 años en la UTPL. Además, se plantea que la investigación no quede únicamente
en el papel, sino que pueda ser práctica y aplicable.
¿En
qué consiste este proyecto y por qué es tan importante para la Amazonía
ecuatoriana?
Este es un proyecto otorgado a la UTPL, en
colaboración con dos socios estratégicos. El objetivo es aprovechar el
potencial de las plantas amazónicas para generar una bioindustria resiliente al
clima. El proyecto busca generar un sustento para las comunidades, pero también
la protección de la biodiversidad en la provincia de Pastaza, la más grande del
país, con la mayor extensión de bosque amazónico y una de las más pobres. En
esta zona es particularmente importante ejecutar iniciativas que permitan
generar oportunidades reales para las comunidades de modo que al mismo tiempo
obtengan una mejora en su calidad de vida y se preserven estos bosques.
¿Cómo
se estructura el proyecto?
Esta iniciativa se estructura
considerando algunas etapas y procesos: primero, la investigación botánica de
especies aromáticas en conjunto con las comunidades; posteriormente, el estudio
químico se enfoca en el análisis en laboratorio para conocer el potencial de
las especies; también se incluye protocolos de conservación que incorporan
métodos para reproducir y proteger las especies. Además, se incorpora aspectos
alineados al componente legal y social que implican el acompañamiento para
cumplir las leyes y asegurar la inclusión social y equidad de género.
Finalmente se aplica un análisis de mercado para asegurar que los productos
tengan salida económica y, por tanto, una demanda real.
¿Por
qué trabajar directamente con las comunidades?
R: Trabajar con las
comunidades es ideal porque son ellos quienes conocen el bosque y por eso
disponen del conocimiento para identificar las especies. Ya se ha identificado
más de 90 especies aromáticas gracias a este trabajo conjunto. Además, buscamos
que las comunidades no sean solo proveedoras de materia prima, sino que escalen
en la cadena de valor: que produzcan aceites esenciales y se beneficien,
principalmente considerando que los aromas de la naturaleza tienen una cantidad
impresionante de posibilidades comerciales e industriales que se pueden
utilizar sea para la industria cosmética, perfumería, industrias genéricas,
farmacéuticas, entre otras.
Para lograr el trabajo
con las comunidades, el equipo firmó acuerdos de consentimiento libre informado
previo con siete de estas, pertenecientes a las nacionalidades Shuar, Kichwa y
Waorani, las cuales han prestado una importante colaboración en cada fase del
proyecto. Esta alianza entre la academia y los pueblos originarios busca
respetar sus conocimientos ancestrales y fortalecer sus identidades culturales.
¿Cómo
obtienen los aceites esenciales?
En primera instancia es
importante señalar que se cuenta con los permisos correspondientes por parte
del Ministerio de Ambiente y Energía para la toma de muestras de las especies
vegetales correspondientes, las cuales pasan por un proceso para llegar a los
aceites requeridos. Para su obtención, en una primera etapa se ha trabajado en
las instalaciones de la UTPL, donde se aplica la técnica de arrastre por vapor.
Este es un método relativamente sencillo y fácil de transferir a las
comunidades pues consiste en colocar la planta dentro de un tanque donde en la
parte inferior se hierve agua y con este vapor se extraen los aromas.
Posteriormente, este vapor se condensa, es decir, se enfría para volver al
estado líquido, separándose en dos fases: una acuosa, correspondiente al agua
condensada, y una oleosa, menos densa que el agua, que corresponde al aceite
esencial. Este aceite esencial, en algunos casos, puede someterse a procesos
adicionales sencillos.
¿Qué
impacto esperan generar a largo plazo?
Buscamos consolidar una
industria comunitaria y no solo privada, por lo que estamos capacitando a siete
comunidades para que aprendan a extraer, manejar y comercializar estos aceites.
Con ello surge la posibilidad de montar una planta de extracción en el centro
provincial de la UTPL en Puyo para transferir tecnología y fortalecer
capacidades locales. Nuestro propósito es que en tres años tengamos resultados
concretos con algunas especies visibles en la producción de aceites esenciales
y sentar las bases para que otras, que requieren más tiempo, puedan
desarrollarse en un futuro.
¿Cómo
funciona la selección de especies?
Nuestro trabajo inició
con especies ya conocidas y con especies nuevas de alto potencial. Para su
selección se consideran aspectos y criterios de viabilidad económica y
sostenibilidad ecológica, a partir de metodologías sustentables, como los
sistemas agroforestales, los cuales garantizan que la explotación de los
recursos vegetales no dañe el ecosistema. Con base en este enfoque se protege
la biodiversidad mientras se generan oportunidades económicas reales. En este
sentido, la universidad insiste en su papel que más allá de producir
conocimiento, busca ofrecer soluciones aplicables que beneficien a sectores
vulnerables.
¿Qué
aprendizajes deja este proyecto?
Cada visita a la
Amazonía es una lección. Se conoce comunidades con una rica cultura y
tradiciones, además de visualizar la participación creciente de mujeres y
jóvenes encaminados en esta misión de conservación que nace de iniciativas como
esta y que se proyecta en el tiempo con otras propuestas de mitigación y
conservación medioambiental. Es por eso que la ciencia debe unir el
conocimiento tradicional con el académico, y ese es nuestro propósito.
Tengamos fe en que
podemos proteger nuestros bosques. Todos podemos aportar: las comunidades
cuidándolos desde adentro y, nosotros, desde las ciudades, valorando su
importancia. Estos proyectos son solo un punto de partida para un desarrollo
sostenible que beneficie a todos.
Especies
nativas incluidas en el proyecto
Investigador
Omar Malagón, Ph.D.
Entrevista: Gianella Carrión Salinas, Mgs.
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