martes, 23 de septiembre de 2025

El rol de las criptomonedas en la economía ecuatoriana: Oportunidades y riesgos

09:07

 



Jorge Izaguirre. Business School

En 2025, el mercado de criptomonedas en Ecuador se proyecta alcanzar los US$102.5 millones en ingresos, con un crecimiento anual compuesto del 9.14% hasta 2029, según estimaciones de la página web Statista. Esta cifra no solo refleja el auge global de los activos digitales, sino que subraya cómo, en una economía dolarizada, las criptomonedas están emergiendo como una fuerza transformadora, atrayendo a inversores, emprendedores y hasta migrantes que utilizan estos activos para el envío de remesas, pese a no ser moneda de curso legal.

Las criptomonedas, como Bitcoin, Ethereum y stablecoins, han ganado terreno en Ecuador desde la década pasada, impulsadas por la volatilidad del sistema financiero tradicional y la búsqueda de alternativas. En un país donde un alto porcentaje de la población adulta carece de acceso a servicios bancarios formales, según datos del Banco Mundial, estos activos digitales ofrecen una vía para la inclusión financiera.

Ecuador, debido a ser un país sin moneda propia, enfrenta desafíos como la dependencia de remesas —que se proyectan en US$6.500 millones para 2025, según el Banco Central del Ecuador (BCE)— y la fluctuación de precios de commodities como el petróleo y el banano. Aquí, las criptomonedas actúan como un puente, permitiendo transacciones rápidas y de bajo costo sin intermediarios bancarios, aunque su adopción debe evaluarse con cautela, considerando tanto las ventajas como los riesgos asociados.

El rol de las criptomonedas en la economía ecuatoriana se manifiesta en varios frentes, con un énfasis particular en las remesas como oportunidad clave. Con más de un millón de ecuatorianos viviendo en el exterior, principalmente en Estados Unidos y España, el envío de dinero a casa es crucial, representando alrededor del 4.5% del PIB en años recientes. Plataformas de criptomonedas permiten transferencias instantáneas con comisiones inferiores al 2%, comparadas con el 6-8% de servicios tradicionales como Western Union. Esto no solo ahorra dinero a las familias, sino que inyecta liquidez directa a la economía local, potenciando el consumo y la inversión en sectores vulnerables.

Además de las remesas, las criptomonedas impulsan la innovación tecnológica, como en la trazabilidad de productos agrícolas para exportación, y atraen inversores en sectores como el turismo y bienes raíces. Eventos locales y comunidades demuestran un ecosistema en crecimiento, aunque operando en un limbo regulatorio donde el BCE aclara que no tiene facultades para sancionar, pero enfatiza que no son moneda legal.

No obstante, las oportunidades vienen acompañadas de riesgos significativos que podrían desestabilizar la economía si no se gestionan adecuadamente. La volatilidad es primordial: Bitcoin, que alcanzó un máximo histórico de US$100.000 en mayo de 2025, ha experimentado caídas drásticas, potencialmente exacerbando desigualdades en un país con desempleo juvenil del 15%. Los desafíos regulatorios son aún más críticos; en Ecuador persiste un vacío normativo al respecto de las criptomonedas que genera incertidumbre, exponiendo al sistema a lavado de dinero y actividades ilícitas. Estudios destacan esta falta de supervisión, complicada por la anonimidad de las transacciones, que amplifica preocupaciones en un país con desafíos en control de narcotráfico. Percepciones sociales divididas y la ausencia de marcos claros para protección al consumidor complican la adopción, con riesgos de pérdidas financieras masivas para usuarios inexpertos.

Las criptomonedas representan un doble filo para la economía ecuatoriana: un catalizador para inclusión, especialmente en remesas, pero también una fuente de riesgos regulatorios y de estabilidad que requieren análisis riguroso. El equilibrio entre ventajas y riesgos definirá si estos activos impulsan desarrollo o generan inestabilidad

 

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