2025 es el año de la crisis hídrica en
América Latina. Así lo advirtió el Foro Económico Mundial, proyectando que más
de 1.500 millones de personas enfrentarían escasez del recurso. Desde el 226
viene intensificándose el problema. Y América Latina tiene motivos para
alarmarse: el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo anunció que la
demanda aumentará un 43%para 2050.
Y
son las ciudades uno de los escenarios más desafiantes. Aunque las campañas de
concienciación continúan implementándose, es cierto que hay que tomar cartas en
el asunto, soluciones tangibles apoyadas en la tecnología, como la
digitalización de los sistemas urbanos, que ofrece herramientas clave para
monitorizar redes, prevenir fugas y hacer un uso más consciente de este recurso
vital.
Daniel
Jato Espino, docente de la Maestría en Ciudades Inteligentes y Sostenibles de
la Universidad Internacional de Valencia (VIU), perteneciente a la red de
educación superior Planeta Formación y Universidades, destaca el papel de la
tecnología en la reducción del desperdicio de agua y las medidas preventivas
desde la planificación urbana.
Inteligencia artificial para anticiparse
a los problemas
Más
allá de reaccionar ante averías o pérdidas, la tecnología permite preverlas
antes de que ocurran. Herramientas de análisis predictivo, apoyadas en
inteligencia artificial, contribuyen a optimizar la gestión de redes de
abastecimiento, priorizando el mantenimiento y reduciendo el riesgo de colapso
de infraestructuras.
Estas
innovaciones, además, ayudan a consolidar datos provenientes de distintas
fuentes como sensores, predicciones meteorológicas o hábitos de consumo, para
tomar decisiones en tiempo real, ajustadas a la realidad de cada territorio.
«Muchas
ciudades están integrando plataformas de gestión apoyadas en inteligencia
artificial, que consolidan datos de múltiples fuentes para tomar decisiones más
informadas y sostenibles», subraya el experto de VIU. «Estas innovaciones,
además de mejorar la eficiencia operativa, fortalecen la resiliencia urbana
frente a la crisis hídrica y fomentan una cultura de uso responsable del agua».
Empoderar a los ciudadanos y planificar
en conjunto
La
sostenibilidad del agua en las ciudades inteligentes no puede recaer únicamente
en la tecnología. Esto es un asunto que también requiere cambios culturales y
educativos que involucren a la ciudadanía. Acciones como promover hábitos de
consumo responsable, capacitar sobre la reutilización de aguas grises y
facilitar la información mediante contadores inteligentes son pasos necesarios
para garantizar una gestión compartida y participativa.
Para
Daniel Jato Espino, la combinación de infraestructuras modernas y ciudadanía
consciente constituye la mejor receta para enfrentar los retos del cambio
climático y el estrés hídrico:
«La
integración de todos estos datos en sistemas centralizados de gestión facilita
la toma de decisiones en tiempo real y la coordinación entre actores públicos y
privados», señala. «Estas tecnologías permiten a las ciudades no solo
reaccionar ante problemas, sino anticiparse a ellos».
Las
smart cities son un ideal al que hay que apuntar, pues son un modelo de
sostenibilidad donde la innovación y la cultura del cuidado del agua vayan de
la mano, preservando un recurso esencial para las generaciones futuras.
La Universidad Internacional de Valencia (VIU) forma parte de Planeta Formación y Universidades, la red internacional de educación superior de Grupo Planeta. Cuenta con veintidós instituciones educativas en España, Andorra, Francia, Italia, Norte de África, Estados Unidos y Colombia. Cada año más de 150.000 estudiantes procedentes de 100 nacionalidades distintas, se forman a través de sus escuelas de negocios, universidades, escuelas superiores especializadas y centros de formación profesional.
La Unive
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