Cada 9 de
septiembre se conmemora el Día de la
Belleza, una fecha que celebra su transformación a lo largo de los años. Lo
que en el pasado se entendía como un lujo reservado para pocos, hoy se reconoce
como una expresión de bienestar y autenticidad, accesible para todas las
personas a través de productos que acompañan su estilo de vida y resaltan su
individualidad.
En un
mundo donde las dinámicas sociales, económicas y culturales cambian a gran
velocidad, también lo hacen las formas de entender la belleza. Ya no se mide en
perfección, sino en autenticidad,
autocuidado y propósito, en sintonía con una mirada más integral que
conecta la estética con el bienestar físico y emocional.
En
Ecuador, esta transformación se refleja con fuerza. De acuerdo con el estudio
regional Sácate la Duda – Futuro de la
Belleza de Avon, 9 de cada 10
mujeres han tenido que ajustar sus rutinas por el costo de vida,
priorizando productos multifunción (44%) y promociones (46%). Este hallazgo
revela que, lejos de desaparecer en tiempos de crisis, la belleza se reinventa
y reafirma su papel como una práctica de resiliencia y bienestar.
La
vigencia de este hábito se refleja en las cifras de Kantar, que ubican a
Ecuador en el segundo lugar a nivel
mundial en penetración de maquillaje: 85 de cada 100 hogares adquieren al menos
un producto de belleza al año. Lejos de abandonar sus rituales, las mujeres
lo han transformado, incorporando el cuidado de la piel como un paso esencial.
Esta evolución marca una tendencia definida: la belleza se mantiene como un
espacio de expresión, pero con un enfoque más consciente, equilibrado y
auténtico.
El autocuidado como motor de bienestar
Detrás de
las nuevas rutinas y elecciones de consumo hay una motivación que va más allá
de lo estético: el autocuidado. Hoy,
cuidar de la piel y del aspecto personal ya no se percibe como un acto de
vanidad, sino como una práctica que impacta directamente en el bienestar físico
y emocional. Esta visión se alinea con un movimiento global que entiende la
belleza como parte de la salud integral, donde los rituales de cuidado se
convierten en sinónimo de confianza, equilibrio y prevención.
En
Ecuador, un estudio de Avon confirma esta transformación. El 52% de las mujeres
cuida su piel porque les hace sentir bien consigo mismas y el 43% lo hace con
el objetivo de preservar su salud a largo plazo. Estos datos evidencian que la
belleza ha dejado de ser un accesorio superficial para consolidarse como un
motor de bienestar y un espacio de conexión personal.
Un cambio
cultural relevante también se refleja en torno al cuidado antienvejecimiento.
Cada vez más mujeres integran rutinas “antiage” de manera preventiva,
entendiendo el cuidado de la piel como una inversión en su bienestar futuro.
Este giro muestra una visión más consciente y equilibrada, alejada de los
discursos tradicionales de “anti-edad” y enfocada en acompañar el paso del
tiempo de forma positiva.
Hoy la
belleza no consiste en seguir un molde, sino en alcanzar un equilibrio entre
bienestar, cuidado de la piel y libertad de expresión. En Avon creemos que cada
mujer tiene el derecho de vivirla a su manera, con productos innovadores, de
calidad y accesibles que la acompañan en ese camino.
Educación y confianza: un reto para el futuro
La
transformación de la belleza hacia un enfoque más consciente y saludable
también enfrenta desafíos. Uno de los principales es la brecha de conocimiento que persiste entre las consumidoras. Si bien
cada vez más mujeres integran rutinas de cuidado y buscan productos alineados a
sus necesidades, la información sobre ingredientes, beneficios y posibles
riesgos aún resulta limitada.
De acuerdo
con el informe Sácate la Duda – Futuro de la Belleza , casi la mitad de las mujeres en Ecuador afirma estar solo “algo
informada” sobre lo que contienen los productos que utiliza, mientras que un
16% reconoce saber poco o nada. Este escenario evidencia que muchas
decisiones de compra se toman con información incompleta, lo que puede derivar
en un consumo poco consciente o en la falta de confianza al momento de elegir.
Es justo
aquí donde Avon refuerza su papel como aliado educativo. Al proveer información
clara, confiable y respaldada por la ciencia, la marca no solo empodera a las
consumidoras para tomar decisiones seguras, sino que también construye
relaciones de confianza a largo plazo, en un mercado que demanda transparencia,
responsabilidad y un compromiso real con el bienestar.
Un Día de la Belleza con nuevas reglas
Este Día
de la Belleza, Avon invita a repensar los rituales de cuidado como un lenguaje
que evoluciona: diverso, consciente y cercano a la vida real. Hoy, la belleza
no se mide en estándares ni en tendencias, sino en las formas únicas en que
cada persona decide expresarse.
La belleza
de hoy no sigue reglas, se la vive con propósito, de manera real, diversa,
consciente y para todas.
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