Con la llegada de ciertos meses, muchas
personas notan que el cepillo se llena más de lo habitual o que el desagüe de
la ducha se tapa con mechones. ¿Es normal que se caiga más el cabello en
determinadas épocas del año? ¿Se trata de un proceso fisiológico o hay algo más
detrás? La tricología, disciplina que estudia la salud capilar, ofrece
respuestas científicas a un fenómeno que genera preocupación, mitos y, muchas
veces, decisiones apresuradas.
La caída
capilar: un proceso natural y dinámico
Cada hebra
de cabello atraviesa un ciclo de vida compuesto por tres fases: anágena
(crecimiento), catágena (transición) y telógena (reposo y caída).
Según explica el terapeuta tricólogo ecuatoriano Darío Boada, “el
cabello puede permanecer de 2 a 7 años en fase anágena antes de entrar en las
siguientes etapas y finalmente desprenderse. Es completamente normal perder
entre 50 y 100 cabellos al día”.
Sin
embargo, cuando múltiples folículos entran en fase telógena al mismo tiempo
—por estrés, desajustes hormonales, enfermedades o incluso una mala
alimentación— se puede desencadenar una caída más notoria y alarmante, conocida
como efluvio telógeno, que por lo general es reversible y dura entre 3 y
6 meses.
¿Existe la
“caída estacional”?
Aunque
suene a mito popular, la ciencia ha documentado que el cambio de estaciones
puede incidir en el ciclo capilar. Investigaciones como las publicadas en Dermatology
Practical & Conceptual (2021) han observado un incremento en la caída
del cabello hacia el final del verano y el inicio del otoño en ciertos climas.
Esto se atribuye al fotoperiodo —la cantidad de horas de luz solar—, que
afecta de forma indirecta la actividad folicular.
Pero
cuidado: no todo lo que ocurre “por temporada” es benigno. “Es importante
diferenciar una caída fisiológica de una patológica. No toda caída estacional
es normal, sobre todo si viene acompañada de otros síntomas o es prolongada”,
aclara Boada.
Mitos
frecuentes (y peligrosos) sobre la caída capilar
- “Se me cae más el pelo en
septiembre, es normal.”
No
necesariamente. Si la pérdida excede lo habitual, aparece en zonas localizadas
o se acompaña de irritación, consulta a un profesional.
- “Lavar menos el cabello evita que
se caiga.”
Falso.
Espaciar demasiado los lavados puede irritar el cuero cabelludo y favorecer la
proliferación bacteriana, lo que puede empeorar la caída.
- “Cortar el pelo frecuentemente
previene su caída.”
Cortarlo
mejora la apariencia y evita puntas abiertas, pero no influye en el ciclo de
crecimiento folicular.
¿Cuándo
acudir a un especialista?
Prestar
atención a estas señales puede marcar la diferencia entre una caída reversible
y un problema crónico:
- Pérdida superior a 150 cabellos
diarios.
- Zonas visibles de adelgazamiento
o calvicie.
- Cambios bruscos en la textura o
color del cabello.
- Línea frontal que retrocede.
- Síntomas como picazón
persistente, enrojecimiento o dolor.
- Antecedentes familiares de
alopecia o enfermedades autoinmunes.
Cómo
cuidar tu cabello en épocas de transición
- Mantén una alimentación rica en
hierro, zinc y vitaminas del complejo B.
- Controla el estrés a través de
ejercicio o técnicas de relajación.
- Usa productos formulados para tu
tipo de cuero cabelludo y necesidades específicas.
- Evita tratamientos químicos
agresivos o el uso excesivo de calor.
- Consulta con un tricólogo para
obtener un diagnóstico y tratamiento personalizados.
“El
diagnóstico temprano es clave. La tricología permite entender la causa real de
la caída y diferenciar un fenómeno estacional de una condición que necesita
intervención médica”, concluye Darío Boada, terapeuta tricólogo y director de
Darma Studio.
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