Leonardo Rivadeneira
Este título
lo utilizan algunos líderes políticos desde hace años para captar el voto
ciudadano a todo nivel: presidencial, provincial, cantonal o parroquial,
entonces por curiosidad, nos preguntamos ¿sabrá el pueblo lo que es vivir de la
esperanza? Primero busquemos el significado de esperanza “Según la RAE, esperanza
es un sustantivo femenino que significa el estado de ánimo que se siente cuando
se cree que algo deseado es posible”.
Aferrándonos
a ese criterio podemos entender que la esperanza es más espiritual que concreta,
a menos que el ciudadano con la esperanza se alimente, con la esperanza se
vista, con la esperanza obtenga un sueldo mensual.
Lo que nos
da a entender es que el político que va en busca de los votos ciudadanos, le
tiende una trampa al sufragante, lo engaña, porque le ofrece algo espiritual,
es decir son políticos con mentalidad teológica.
Preguntar a
los políticos que han desfilado los últimos 30 años por lo que hoy es provincia
de Santa Elena, ¿si conocen con profundidad sobre la historia y las estadísticas
del nivel de pobreza local?, la mayoría probablemente no lo sepa. Ya vivimos
esta vergüenza, cuando este 22 de enero la alcaldesa Aquino siguió festejando
la cantonización del cantón Santa Elena con una fecha 22 de enero de 1839 que
es la elevación a “Villa”, decretado por el ex presidente Vicente Rocafuerte como
un acto de amor a su tierra. Pocos conocen que el 25 de junio de 1824 es la
verdadera fecha de cantonización de Santa Elena.
Estos políticos
en su mayoría ignorantes de todos estos aspectos son los que nos piden que
tengamos “esperanza” para resistir la pobreza que en las zonas rurales es más
escandalosa, triste, deplorable, porque no ha existido gobierno que los apoye,
solo ocurre cuando quieren tomarse la foto.
Un pensador
dijo que el pueblo es pobre por su falta de educación, si tenemos estos
políticos no preparados, sin cultura, que quieren obtener buen turismo en una provincia
que ni siquiera hay un museo de arte, da cuenta que el turismo que desean es el
temporal, efímero, no el constante y sostenible por la falta de políticas
públicas para lograrlo, en esto gran responsabilidad tienen los alcaldes que
han desfilado por nuestra provincia.
Sin embargo,
viene la segunda vuelta presidencial y un pueblo desamparado, deprimido, donde
la mayoría se enclava en pobreza extrema es timado con el cuento de vivir de “la
esperanza”, paradójicamente lo que la promueven ese slogan gozan de gran
economía.
Mientras el
pueblo no decida analizar la realidad en que vive, su voto será por impulso,
unos con la esperanza de que le den un cargo, otros para hacerse de contratos y
los de a pie con su pobreza extrema a cargo sin esperanza de trabajo, ni de
apoyo financiero para convertirse por lo menos en emprendedores, ejercerán su voto,
muchos creyendo en estas mentiras