Recordar el día del periodista para unos es alegría para otros
no, especialmente a los que han tenido que pasar embates y represalias. En
un ambiente como el actual, ser periodista es ser valiente, porque informar
sobre nuestra realidad significa criticar a los que manejan la cosa pública, ahí
pululan muchos personajes que no conocen de ética, moralidad y peor de servicio
a la comunidad.
El ilustrado científico Eugenio Espejo combatía desde el
siglo XVIII estas realidades, lo que nos recuerda que la actitud y rutina del
político anterior y actual al verse descubierto por sus irregularidades, en vez
de corregir sus actos delictivos, apela al ataque, al crimen y al desprestigio
del periodista que no es administrador de los fondos estatales.
Utilizan los fondos públicos disfrazados de obras para
promocionar su imagen, la mayoría de las veces publicando falsedades, pero esos
los llena, los engorda de felicidad y se creen ignorantemente reyes o reinas en
un estado sin monarquía.
No sorprende ver en nuestra provincia de Santa Elena a aquellos
administradores de prefecturas, alcaldía y ahora Juntas parroquiales como
cambiaron su economía, con la increíble vista gorda de las autoridades de
control.
Ante ello ser periodista es informar y criticar con riegos porque
instituciones como Fiscalía, Contraloría y Jueces poco investigan los
enriquecimientos ilícitos, así los políticos que nos administran se sienten
cómodos y a sus anchas, pero nada es eterno en esta vida, en estos últimos 20
años, solo un alcalde ha sido condenado por peculado, el resto se pasea
disfrutando de sus comisiones, sin que ninguna autoridad haga inventarios de
sus bienes.
Tanta es la desfachatez que hasta los concejales se han
enriquecido con sueldos medio, esta realidad es poco informada.
Solo los comunicadores valientes lo hacen, bien por ellos,
así hay una luz de esperanza por un cambio que beneficie a la sociedad no el al
político administrador que hace creer al ciudadano más vulnerable que lo ayuda tomándose
la foto para el recuerdo.