Hoy miércoles 20
de septiembre en la tarde visité la municipalidad de La Libertad para ver de
reojo como opera el alcalde Francisco Tamariz, él arguye que atiende a todos, hasta
lo publica por las redes sociales, al minuto de estar en la recepción, observo
que delante mío estaba una sencilla ancianita de unos 75 u 80 años que deseaba
hablar con el alcalde.
Oh sorpresa los
guardias de seguridad que se observa por doquier en la institución, al ver su
condición de humilde anciana tomaron la decisión de que salga del municipio
sin que ella se percate, uno de esos guardias le hace una seña a la secretaría
para que la despache.
Así la secretaria
o recepcionista irresponsablemente le miente a la anciana, primero le pregunta ha hecho cita, ella le responde no. Entonces la recepcionista le dice no está el alcalde (si estaba).
Es increíble que
el alcalde Francisco Tamariz contrate personal para que sus empleados y no él
decida a quien recibe y a quien no, entendemos que está atareado, no sabemos en
qué porque poco comunica lo que hace a los medios de comunicación.
Cuánta gente
humilde habrá votado por Francisco Tamariz, unos sin pensar en recibir algo,
otros creyendo que su terreno o su problema de impuesto se solucione, y querrán
hablar con el burgomaestre porque así es la idiosincrasia en la península,
quieren saludar al alcalde contarle sus penurias, en campaña todo aceptan con
tal de conseguir votos, cuando están en el cargo no pasa eso.
El alcalde Tamariz
debe educar a su personal, el municipio es la casa del pueblo, la función del
burgomaestre, concejales y funcionarios es atender al público con buena cara,
no deben creerse superiores o que han alcanzado la cima de no sé qué.
Funcionarios idiotas
o acomplejados siempre habrá, será difícil cambiar, es cuestión de educación y
valores.
Ojalá esa
sencilla, humilde y respetuosa anciana, haya esperado al alcalde Tamariz a la
salida, no hay derecho a que los guardias de seguridad se tomen atribuciones que
no les compete.
Ojo señor alcalde ese personal provoca que protestemos por el maltrato al público.