La actividad
industrial ha dado lugar a un aumento en la concentración de determinados
contaminantes atmosféricos (CO, CO2, PM10, PM2.5, óxidos de azufre e
hidrocarburos) disminuyendo la calidad del aire en Ecuador y perjudicando significativamente
el ambiente.
La Comisión Europea publicó
a inicios de este 2023 el plan de apoyo a la transición ecológica y digital
para la industria química con más de 150 acciones a aplicar, como una hoja de
ruta para las inversiones en productos seguros y sostenibles, lo que ha
permitido que empresas de este orden puedan enfocar sus esfuerzos a crear para
un futuro sostenible, como la compañía mundial BASF.
"Son
innumerables las iniciativas que hemos adoptado como industria química global
con el objetivo de evaluar y mejorar las prácticas de sostenibilidad en todos
los frentes - desde la cadena de suministro, pasando por nuestra forma de
producción, hasta la entrega de soluciones innovadoras que lleven productos
sostenibles a la sociedad en los más diversos sectores económicos",
considera Caroline Lima Santos, Gerente de Sostenibilidad de BASF para América
del Sur.
Uno de los objetivos
anunciados por BASF es reducir al máximo las emisiones de CO2 para 2050, para
lo cual se prevé realizar una inversión que alcanza los 3.000 millones de euros
y que busca contribuir al bienestar del planeta.
La empresa anima a
sus clientes a elegir productos con una menor huella de carbono ofreciendo de
forma transparente datos sobre las emisiones que posee el insumo de la mayor
parte de su cartera, con el fin de crear responsabilidad social y ambiental compartida.
Otra herramienta que
contribuye a la reducción de la huella carbónica es la introducción de la biomasa
como insumo en el proceso de producción. BASF utiliza esta característica
incluso en pinturas para automóviles más sostenibles y certificadas según el
enfoque de equilibrio de biomasa. De hecho, ya existe un barniz y un e-coat que
evitan alrededor del 40% de las emisiones de CO2 por capa de pintura. Esta
contribución permitirá reducir en 15.000 toneladas las emisiones de CO2 de aquí
a 2030 en las fábricas de BMW, el primer cliente en adoptar las soluciones.
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