Si los alcaldes
nuestros fueran responsables, visionarios, y honrados, los tres cantones: Salinas,
La Libertad y Santa Elena no estuvieran presentando esta realidad lacerante,
triste, dolorosa, no sabemos si ellos la captan, pero los ciudadanos sí.
Se van sin grandes
virtudes, ni gloria: Víctor Valdivieso, Daniel Cisneros, Otto Vera, Luis Segovia,
es que virtud es capacidad, talento, y sensibilidad al servicio de los
ciudadanos que solicitan constantes mejoras para su sector.
Por sus obras los
conocerás dice un refrán, la ciudadanía a estas alturas de entrega de sus cargos
ya tienen su criterio sobre lo positivo y lo negativo que hicieron los
burgomaestres que se van, aunque ellos piensen lo contrario y crean que han
logrado mucho por sus cantones.
Los ciudadanos en
las redes sociales estos cuatro años han sido diáfanos con opiniones constante
sobre lo que hicieron y dejaron de hacer los burgomaestres.
Tuvieron suficiente
tiempo para demostrar capacidad y talento, calificativos muy escasos de
encontrar en los estamentos públicos, hoy sus funciones terminaron, resta que
Contraloría haga su parte en la auditoría de muchas obras inconclusas, con
posibles sobreprecios y más.
Vienen nuevas
autoridades elegidas por votación popular, Dennis Córdova, Francisco Tamaríz, y
María del Carmen Aquino, los que votaron por ellos y los que no, esperan de
alguna manera que tengan una mejor visión que los que se van, ya que las
ciudades muestran una imagen deplorable, por el fuerte invierno, pero no solo
es obras, también hay que preocuparse por lo social, lo cultural, el
patrimonio, además objetivos comunes para incrementar el turismo tan
desprestigiado por la inseguridad a todo nivel.
Con el
transcurrir de los años una provincia con grandes atributos se muere de sed
frente a la fuente por la incapacidad de algunos burgomaestres con un problema
de mentalidad retrograda sistémica