LEONARDO RIVADENEIRA
Se mantiene
la última exposición denominada “100 años en el arte en Guayaquil” en el MAAC, Museo Municipal de Guayaquil y Casa de la Cultura Núcleo del Guayas organizada
por varias instituciones emblemáticas relacionadas con el quehacer cultural,
nombre que lo escogieron seguramente por la obra del fallecido crítico y
coleccionista de arte Juan Hadatty (1934-2013), quien logra esta obra con base
a su convivencia, trato, y diálogo constante con casi todos los artistas plásticos
que crearon desde la mitad del siglo XX y parte del siglo XXI, bien por ello,
ya que son escasas las obras críticas sobre el arte ecuatoriano en general.
Los
organizadores: se incluye a críticos de arte y pintores que han sido
cuestionados, no por la validez de la exposición sino por el sesgo para promocionarse algunos
que son integrantes de este proyecto curatorial, lo que vi en el MAAC es
vergonzoso, artistas como Kingman, Villafuerte, Tábara, César Andrade Fainí, minimizados,
le habían dedicado una esquina con cuadros de pequeños formatos como escondiéndolos,
si los curadores piensan que esos artistas no son representativos, no lo
expongan, porque obras de ellos hay de grandes formatos y bien concebidas.
Esa
particular forma de utilizar conocimientos y técnicas para exhibir bienes
artísticos genera crítica, porque se utiliza un título con amplio espectro,
pero la exhibición promociona más a ciertos artistas que coinciden como
empleados de las instituciones públicas que organiza la exposición, en esta
época moderna donde los artistas con el afán de sobresalir por la escasa
promoción al arte en nuestro país, parece que no se dan cuenta que abusan de su
estatus y se autopromocionan aparentemente al disimulo, como queriendo
subliminalmente influir en la sociedad amante del arte.
Dicha
actitud ha sido captada por otros artistas que no están en contra de la exposición
sino de aprovecharse del cargo para sesgar la exposición y curarla a su manera.
Polémica sobre
artes plásticas han existido desde que tengo uso de razón, el XII Salón de
octubre de 1967 de la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas, generó crítica por que los tres premios fueron declarados
desiertos, despreciando a obras de artistas ya conocidos como Theo Constante,
Segundo Espinel, que podían ser galardonados, pero no pasó, obras de Simón Carrillo,
Félix Aráuz, y Peñafiel tampoco fueron consideradas para obtener un premio.
En la década
del setenta del siglo pasado en el Salón de Julio de la municipalidad de Guayaquil
premiaron al ambateño radicado en Guayaquil Hernán Zuñiga cuando se iniciaba en
el feísmo, irrumpiendo contra lo tradicional, esa premiación generó protestas
de otros artistas participantes que decidieron retirar sus cuadros del salón.
Polémicas
que seguirán, debido a que los artistas tienen que aparte de demostrar su
capacidad y talento, arreglárselas para promocionarse por su cuenta, invertir
en exponer, con tiempo y dinero, cuesta armar una exposición, quizás esa
facilidad la tienen otros por ser remunerados en estamentos estatales.
El arte
siempre será polémico, porque no solo es pintar bonito, es crear nuevas formas
de expresión, por ello la importancia de los expresionistas sociales
Guayasamín, Kingman, César Andrade Fainí. Los informalistas y sus vertientes
con Enrique Tábara, Osvaldo Viteri, Aníbal Villacís, Guillermo Muriel, Gilberto
Almeida, luego otros expresionistas constructivistas como Humberto Moré, autor
de la signología funcional, Estuardo Maldonado, etc.
Es necesario
destacar que antes había cientos de artistas plásticos en nuestro medio, hoy
son miles, la mayoría con sueños de sentirse realizados más que en lo económico
en lo intelectual y tienen razón al protestar por esta presentación que se le quiso
dar el nombre de Escuela de Guayaquil, propuesta de Juan Hadatty que si viviera
dilucidara este guisado.