Conocí a Silvio Devoto el año 1989 cuando era gerente de la
empresa que administraba el hipódromo Buijo, hoy hipódromo Miguel Salem Dibo,
en homenaje a ese gran constructor del hipódromo y de edificios altos entre
ellos “el fórum”.
Un día pasábamos con Cipriano Yu Lee (fallecido) por las
oficinas del hipódromo, en la calle P. Icaza, Silvio estaba con Ayis Farah Ferzan(fallecido) hablaban
de todo, yo más joven gozaba de sus
anécdotas, una de ellas la del chino Yu Lee que había sembrado en un terreno,
donde el vecino le había prometido dar permiso para que bombeara agua del río
cuando la necesite, cuando llegó el tiempo de hacerlo, el vecino se arrepintió
y el negocio agrícola se fue abajo, así era Yu Lee buena gente y confiado.
Dejé de ver a Silvio Devoto hasta el año 1999, cuando él finalizaba
un corto periodo en Autoridad Portuaria, tuvimos mayor contacto desde ahí, hubo
empatía, especialmente cuando hablamos de proyectos culturales, así que
planificamos en la imprenta (era el negocio del que yo vivía) unos se hicieron
realidad otros no.
Silvio fue una persona carismática se adaptaba a cualquier
medio con facilidad, su cultura, experiencia, conocimiento le permitía. Muchos
recuerdan a Silvio solo como un experto en hípica, pero, también lo era en el
fútbol.
En una de las tantas ocasiones que pasábamos conversando, visitábamos
a Carlos Falquez Batalla en la alcaldía de Machala, al poco tiempo para
amenizar la visita, yo le preguntaba a Silvio si se acordaba de la alineación
de Boca Junior del año 59, se la sabía de memoria, yo me reía por la rapidez
con que la detallaba, a pesar que yo no conocía a esas figuras, Carlos Falquez,
que pasó por la dirigencia deportiva en Machala, contaba entre risas las suyas,
y la manera de actuar de ciertos futbolistas de aquella época, entre ellas las de
Alberto Spencer como un caballero con sus compatriotas en la época de cónsul en
Uruguay
Recuerdo cuando vino la dolarización, el negocio de la imprenta
decayó, los proveedores me timbraban todas las semanas, Silvio me veía
angustiado, le dije no me queda más que vender los cuadros de mi padre Humberto
Moré (fallecido). Déjame ver cómo te
ayudo, me dijo, al poco tiempo, me llevó donde Pedrito Isaías, que le decía la
biblia a Silvio, porque todo lo sabía, él nos compró algunas obras, entre risas
y anécdotas
Desde ahí, Silvio medio en broma medio serio decía vamos a
culturizar a este país, y emprendimos algunos proyectos para prefecturas y municipios,
su personalidad y conocimiento ayudaba a que las autoridades sean sensibles a
nuestros objetivos, el tema preferido fue siempre Barcelona, del que Silvio fue
presidente el año 1973
En los últimos años a veces hablaba con nostalgia, me
contaba cuando la casa donde vivía de niño (lo que hoy es el edificio de casa Tosi)
se incendió y el negocio del padre se arruinó, sin embargo, salieron adelante,
por un préstamo bancario que le hicieron al padre
Hace poco le preguntaba sobre el libro de oro de la hípica,
me dijo ya lo tengo listo, solo faltan detalles, me da miedo terminarlo porque
parece que ahí se acabará mi vida
Por: Leonardo Rivadeneira
Por: Leonardo Rivadeneira