EDITORIAL
Un mal hábito de los costeños en
general por el clima cálido en que vivimos es permanecer por cualquier motivo
en las aceras de las casas para conversar, distraerse o libar, a pesar que esto
último está prohibido, sin embargo, ni en época normal la policía les hace ver
que están incumpliendo con la ley.
Hoy que se han dado explicaciones
hasta la saciedad de lo peligroso que es el hábito de hacer vida social en la
calle, la gente persiste en hacerlo, otros más jóvenes creen que son inmunes, y
por ello incumplen con los pedidos de las autoridades de no andar en las calles,
que deben hacerlo solo para comprar lo que necesiten en el día.
Hoy el “toque de queda” va de
16h00 hasta las 5h00, a pesar de ello se ve en la provincia de Santa Elena
gente deambular por las calles actuando de forma irresponsable.
No se imaginan, que cuando un familiar se contagia con el COVID 19 deberán aislarlo, o si la familia es
numerosa tendrán que abandonar el hogar para no seguir contagiándose.
Sin querer alarmar, los
hospitales de la provincia de Santa Elena no tienen ni el equipamiento, ni la
infraestructura para resolver este grave problema de salud, pensar, que,
reclamando al estado, se curan del virus es un sueño.
Un problema de salud que nació de
un momento a otro, sin vacuna en el mundo para defenderse de ese virus, las
posibilidades de que no se propague depende de los ciudadanos.
Eso no ocurre porque los hábitos
de los ciudadanos especialmente en la costa no han cambiado, por ahora la
solución es ese horario, después será menor el tiempo de movilidad hasta que
nos prohíban salir definitivamente, con ello, la forma de vivir será más difícil,
sin contar que el dinero en las familias por más negocios que tengan se acabará
sino funcionan.
Medios de comunicación, gobierno
en general, envían mensajes de que se QUEDEN EN CASA y no funciona, parece que
el pueblo acata solo si hay represión, una ironía en pleno siglo XXI.
Las nuevas
generaciones no han aprendido mucho sobre lo que es “cuarentena”, la ignorancia
y el exceso de equivocada emoción sigue siendo nuestro mal más grande.
Al final
de esta jornada que no se sabe de cuántos días será, ojalá no tengamos que
arrepentirnos de este mal actuar nuestro, de no respetar lo que las autoridades
de control recomiendan.
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