sábado, 23 de diciembre de 2017

El temor de los peninsulares pobres

10:49


La sociedad moderna cambia con una velocidad sorprendente, tanto por la invención de las Tecnologías de la Información y la Comunicación como por los hábitos de consumo, que ha provocado otras tendencias en el hombre, una de ellas el amor a las cosas materiales, la publicidad está influyendo para que el ser humano se haga adicto a cosas materiales en exceso, cuántos de ustedes estimados lectores habrán visto aquel programa de cable  que analiza a personas porque se convierten en acumuladores excesivos,  así un hogar normal alcanza la categoría de  basurero.

Esta mentalidad obsesiva por poseer cosas se facilita cuando el dinero sobra, bien por los que ganan su dinero con el trabajo honrado, mal cuando adquieren bienes con dineros impropios. Esta forma de incrementar patrimonio es aberrante, deshonesta, ilícita, sin embargo, los que la practican no lo creen así.

Así pueblos enteros en el mundo y porque no en la provincia de Santa Elena ven como estas nuevas realidades impúdicas se van esparciendo aceleradamente.

No solo es notorio el enriquecimiento ilícito en narcotraficantes y contrabandistas, ahora la sociedad peninsular cambió y nuevos ricos bipolares dedicados a la administración de la cosa pública aparecen sorpresivamente tratando de hacer creer a la comunidad peninsular que han sido unos adictos al trabajo, laborando tanto para la administración pública como para la empresa privada en una provincia que precisamente mantiene un bajo nivel de productividad comercial y lo que es más no declaran esa productividad al SRI, que por otro lado nada informa

La comunidad pobre peninsular sabe que esto ocurre, pero se atemoriza de acusar porque no cree en las instituciones, porque ahora el pueblo se desayuna que la fiscalía no puede hacer nada si Contraloría no da luz verde.

Así ciertos funcionarios de Contraloría ajustados a la ley se convierten en cómplice y encubridores de una serie de políticos sabidos, corruptos, deshonestos que salen adelante de irregularidades comprobadas con informes de difícil credibilidad, aupados en una ley que los protege

Ante ello el pueblo nativo peninsular tiene temor de protestar, este columnista recibe constantemente quejas, pedidos de que se acabe las irregularidades en comunas, juntas parroquiales, municipios y más, ellos no quieren iniciar nada, a pesar de lo que ven porque temen que sus denuncias sean tergiversadas, convirtiéndose el honrado en demandado.

Ya se observa en la provincia de Santa Elena a ciertos personajes tratando de hacerse de las presidencias comunales con el fin de facilitar su trabajo para captar las próximas elecciones seccionales, el pueblo en esos sectores se da cuenta de dichas maniobras y no está de acuerdo.

Aunque agobiados y angustiados están, el mensaje para ellos en esta Navidad es que no pierdan la fe ya que la tendencia en la actualidad es defenestrar a los mismos de siempre, para lograrlo deben rechazar, a los que le ofrecen dádivas, nadie regala algo por nada, peor cuando viene de muchos políticos como los actuales.




 

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