Cuando Gabriel García Márquez presentó al mundo su genial
obra “100 años de soledad” hace cincuenta años, daba cuenta que percibía el futuro de muchos pueblos latinoamericanos del siglo XX y XXI, ese orden que mantenían sus pocos
pobladores, cambió, cuando a pretexto de progresar, sus
habitantes ancestrales recibían marginación, penalidades lacerantes, y soledad.
Algunas comunas de la provincia de Santa Elena pueden ser consideradas
un “Macondo”, donde su pobladores sienten que han sido inquietados, marginados,
desprovisto de ciertas tierras ancestrales, dando a entender que la ley no es para ellos, se han aprovechados
de su buena fe, muchos abogados han engañado a estos sufridos habitantes, que
protestan porque se sienten impotentes, algunos en su “soledad” llorarán como
hombres valientes, que se angustian por que la nueva civilización que era el sueño
dorado, se ha convertido en su sepulcro.
Dueños por atavismo y por ley de estas tierras, hoy sienten que la ley es letra muerta, que el “granero de América”, ya no será para ellos,
no les están dejando nada a sus descendientes y que probablemente en unas
décadas más serán olvidados como José Arcadio, el personaje de Gabo.
Por años han creído los nativos que los candidatos políticos que ahora se
aglutinan como Gobiernos Autónomos Descentralizados, les daría la mano, mejoraría su comuna y les permitiría progresar, esa creencia es digna de un realismo mágico
La expectativa en ellos ha sido alta, la realidad ha sido
baja, los políticos y empresarios se han aprovechado de su escasa cultura, sin
embargo, son los comuneros los que más han aportado a la interculturalidad a
través de su habilidad e inteligencia para domar la madera, la paja toquilla,
laborar en la pesca y acuacultura, la industrialización de la sal y más.
Esa sencillez y humildad, ese poco hablar no significa que son
insensibles a la situación que están pasando. Muestran una estoicidad que
asombra y resisten esta injusticia que abarca varias décadas
Pero, llegará el momento que algunos de sus hijos nativos o no, mejor preparado que los mediocres personajes actuales, cambie esta cruel realidad, por eso no deben rendirse.
No es posible que una zona productiva que le pertenece, les
sea arrebatada, taciturnos los comuneros, se preguntan intrigados ¿cómo extraños compraron
legal o ilegalmente estas tierras? y se están lucrando, mientras ellos siguen en
la pobreza.
La traición ha llegado desde diferentes frentes, los mismos
políticos nada visionarios, ignorando que el futuro es este espacio, no los han tomado en cuenta. Esos que en 18 meses estarán visitándolos para obtener su voto, como la gitanos de Gabo, les llevarán sus dádivas, como si de eso vivieran.
Ojalá los comuneros con todas estas vicisitudes hayan aprendido la lección y muestren interés por
nuevos personajes. Los mismos de siempre, solo los tratan bien en campaña,
después ni lo reciben en sus despachos, haciéndoles sentir que los políticos elegidos
son unos reyes que marcan una supremacía falsa, donde no puede protestar la plebe
que son los comuneros, como si estuviéramos aún en la época romana o en el
intervalo de la revolución francesa.
Los comuneros impotentes observan como personajes mediocres
a pretexto de administrar sus parroquias, cambiaron la bicicleta, por el auto o
la buseta, otros más audaces y corruptos se han hecho de tierras y propiedades.
Ante el poco oficio de Fiscalía y Contraloría para
investigar esos dolos, mayor es la exasperación e indignación de los habitantes
de las comunas, abandonados a su suerte.