En la tercera jornada del certamen se juntaron dos pesos pesados, el español Miguel Bosé, con 35 años de vida encima de los escenarios y de vuelta a la Quinta Vergara como hijo pródigo del festival; y el trío de hermanos de Nueva Jersey, con un pasado y un presente abrumadores y debutantes en la ciudad costera.
El suceso juvenil más importante de los últimos años, nacido de manos de la factoría Disney, era esperado desde hacía días por sus quinceañeros seguidores.
Joe, Nick y Kevin se presentaron ante los "jonáticos", como se les ha bautizado por estas tierras, con el tema "Paranoid", aderezado con una puesta en escena de luces y sonido.
Con el conocimiento de quien sabe que tiene el mundo a sus pies, los Jonas Brothers se divirtieron tocando "Last Time Around" y avisando que, con este recibimiento, "podrían volver cada año".
El joven público, mayoritariamente femenino, enarboló corazones rojos de papel, cintas con el nombre de la banda y cientos de pancartas, mientras mostraba su incredulidad al escuchar en vivo canciones como "That's Just The Way We Roll".
Daba igual si los temas eran un poco más 'cañeros', interpretados por Joe, o eran baladas como "Give Love A Try", de Nick, el más joven de los tres, el resultado era siempre el mismo, quince mil gargantas dejándose la voz.
Como cabía esperar, la banda norteamericana se llevó en apenas cinco minutos todos los premios habidos y por haber en el festival de los festivales, antorcha de plata y de oro, y gaviota de plata y de oro.
Poseído por el momento, el "Monstruo", como se conoce al público del festival, bailó al ritmo de la música, derramó lágrimas y se desgañitó hasta quedarse sin fuerzas.
Previo a ello, el español Miguel Bosé regresó como el hijo pródigo al Festival de Viña del Mar, para repasar sus 35 años de carrera musical con un espectáculo cargado de madurez, de recuerdos y de emociones.
En la apertura de tercera jornada del certamen, al que el artista acudía por novena vez en su carrera, Bosé se propuso destapar la caja de los recuerdos con la banda sonora de su disco "Papitwo", que le ha llevado de gira por Latinoamérica.
Escoltado por su banda -batería, teclados, guitarra, bajo y tres vocalistas-, Bosé arrancó el homenaje, a sí mismo y a sus fieles seguidores, con "Mirarte" y "Duende", mientras su mirada traslucía la complicidad fraguada con el auditorio de la Quinta Vergara.
"Gracias por estos 35 primeros años", se sinceró el artista, que lucía cómodo, como en casa.
"Te diré", "Morir de amor" y "Don Diablo" dieron paso a la melancolía de "Creo en ti", "Amiga" y "Linda", hasta que Bosé hizo subir al escenario a su compatriota Pablo Alborán, que está presente también en el certamen como artista invitado y miembro del jurado.
"Es grande y no lo sabe. Lo que no sabe tampoco es que va a ser el más grande", le dedicó Bosé después de interpretar junto a él "Puede que", con la complicidad de dos generaciones unidas por la música.
Para nutrir la estantería de premios locales que aseguró tener en su casa, Bosé recibió una antorcha de plata y otra de oro que, dijo, regalará a cada uno de sus dos hijos, Diego y Tadeo, nacidos gracias a un vientre de alquiler hace casi dos años.
Emocionado, con los ojos humedecidos, en una estampa poco habitual en un artista de su talla y su trayectoria, Bosé recibió también por aclamación popular las dos gaviotas, de oro y de plata.
Con "Amante bandido" puso fin a una fiesta decorada con confeti y humo, pero la verdadera comunión con el público, con la que selló su unión permanente, llegó con "Te amaré", una declaración de principios hacia un festival que ha marcado su trayectoria./Efe Follow @laprimeraec