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| Leonardo Rivadeneira |
Estamos en plena campaña electoral, donde todos los partidos o movimientos políticos hacen su mayor esfuerzo por captar un escaño para asambleísta en la provincia de Santa Elena, mientras ese proceso avanza, la ciudadanía también hace la pregunta ¿qué hacen nuestros asambleístas?. Los candidatos contestan nuestra función es legislar y fiscalizar y luego dan una serie de ideas o proyectos para aplicarlos si es que llegan a la Asamblea.
El pueblo que anda a pié, que tiene que laborar día a día, que hace malabares para mantener a su familia, observa como personajes que están inmiscuidos con la instituciones seccionales cambian su estatus socioeconomómico en poco tiempo, unos dicen que ahora tienen dinero y antes no tenían ni para el pasaje de la buseta, otros dicen ¡”Es que se metió a trabajar a tal municipio y le cambió la suerte!”.
Nos preguntamos ¿cómo es posible esta realidad?, si los mismos alcaldes de los tres municipios se quejan que no hay dinero para hacer las obras que el pueblo quiere y les piden al pueblo paciente que tengan paciencia ,que ironía.
Mientras ellos pronuncian esas incoherencias, se observa progreso en altos funcionarios de las municipalidades.Los mismos alcaldes cambian su forma de vivir, el sueldo que tienen como que es desmedido para este pueblo pobre, algunos alcanzan los seis mil dólares mensuales, mientras el pueblo no gana esa cantidad ni en todo el año.
Triste realidad la que estamos viviendo en la provincia de Santa Elena, hay rumores que los alcaldes no contentos con el altísimo sueldo que ganan han incurrido en favores a familiares y parientes como si el municipio fuera su empresa personal.Un alcalde compró hasta un híbrido de $62.000 para su traslado.
Si queremos progresar es hora del cambio, hay que despojarnos de ese compadrazgo, de ese mecenazgo de ayudar con plata ajena y de solapar a familias que han progresado de las instituciones municipales
Yo soy uno de los que apoya el slogan “la península para los peninsulares” en el buen sentido de la palabra. Cuando hablamos de los peninsulares hablamos del pueblo de los 308.000 habitantes, no de 20 familias que se reparten puestos, cargos, contratos, y candidaturas, durante años y años.
Algunas de estos poderosos no quieren dejar el cargo jamás e intentan perennizarse, unos han perdido elecciones, pero, desean volver al ruedo, demostrando en sus adentros que sólo el cargo político es progreso.
Por nuestra parte estamos haciendo las investigaciones pertinentes, si tenemos que sacar a luz sea el personaje que sea, lo haremos porque esta es una de las formas que la provincia progrese. Si quieren a la provincia, trabajen por ella, sirvan a ella, preocuparse por ella no es conceder contratos onerosos a parientes o a familiares cercanos.
Ante este rumor los asambleistas en funciones poco han hecho por fiscalizar, hoy que estamos en campaña ¿que dicen los candidatos a la Asamblea al respecto?
Una vez más los medios de comunicación tendrán que investigar, escudriñar y dar con los que actuan dolosamente para que recién las autoridades pertinentes hagan su papel.
¡Hasta cuando permitimos esto en Santa Elena!
Por: Leonardo Rivadeneira
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